¿Debería Vigo aplicar Vigo una tasa turística? Esta pregunta quedó en el aire después de plantearla el BNG este pasado martes; los nacionalistas pedían "abrir el debate" y, para ello, demandaban al Gobierno municipal de Abel Caballero que elaborase un estudio técnico en colaboración con la Universidad de Vigo.
Un tema, el de la tasa turística en Galicia, que saltaba a la palestra hace una semana, cuando se anunció la aprobación en Consello de la Xunta del proyecto de presupuestos de la comunidad y la ley de medidas fiscales y administrativas; esta última norma será la que establezca el marco para que los municipios puedan implantar esta tasa.
Por el momento, Santiago ya ha anunciado que sí instaurará la tasa turística, que irá de 1 a 2,5 euros y con la que se prevé recaudar 3 millones de euros al año. Según el conselleiro de Facenda, Miguel Corgos, "cada concello podrá optar a gravar o no las pernoctaciones. Lo lógico es que sea cada gobierno local el que lleve a cabo la gestión de este tributo".
¿Qué es la tasa turística?
La tasa turística es un impuesto que pagan los turistas como un suplemento del alojamiento en el que se hospedan. El precio varía según el destino, incluso dentro de la misma comunidad autónoma.
En Cataluña existe en las cuatro provincias y fue la primera en implementar este impuesto en 2012, pudiendo llegar hasta los 7,5 euros por noche. En el caso de Barcelona, se aplica un recargo de 3,25 euros por pernoctación, además de la tasa que cobra la Generalitat.
En España también existe en Baleares desde 2016 la conocida como "ecotasa". Oscila entre los 1 y 4 euros por noche y existen descuentos; en temporada baja, se abona el 75% en estancias superiores a 8 días y el 50% a partir de la novena noche. Valencia finalmente tumbó su aplicación en 2023 tras aprobarla un año antes, y ahora vuelve a debatir sobre su conveniencia.
En Europa está más estandarizado este pago, incluso en Portugal, donde ciudades como Oporto o Lisboa la cobran; incluso, la capital lusa ha duplicado la cantidad a pagar por pernocta.
En Vigo, ¿beneficia o perjudica al turismo?
Desde la Federación Provincial de Turismo y Hostelería (Feprotur) se muestran "totalmente en contra de la tasa turística" y critican que "los políticos la utilicen cómo una herramienta para paliar los problemas de la masificación turística".
Según su presidente, César Sánchez Ballesteros, consultado por Treintayseis, "parece banal un aumento de precios del 1 al 3%, pero no lo es". "Si pudiéramos subir ese porcentaje, ya lo habríamos hecho", explica, porque "sí que se nota ese aumento, y va contra la competitividad del destino en relación con aquellos que no tienen la tasa; al final, te vas al municipio de al lado a pernoctar, que es lo que ocurre en muchos de los sitios que tienen esta tasa".
"Si pudiéramos subir ese porcentaje de entre el 1 y 3%, ya lo habríamos hecho"
Además, destaca que el "turista es aquel que pernocta en un alojamiento reglado, como hoteles, hostales o casas rurales", pero "desgraciadamente, no todos los que duermen aquí son turistas". Se refiere Ballesteros a que, durante el resto del año, hay mucha pernoctación de profesionales, especialmente relacionados con los sectores de la automoción, el pesquero o el naval, que hacen noche en Vigo de lunes a viernes: "Son básicos en la ciudad". En este caso, ese aumento de precio revierte sobre las empresas, que serían las más perjudicadas.
La excepción es, resalta, momentos como la Navidad, con un repunte de visitantes que deja los hoteles llenos. También recuerda que, ante la masiva afluencia de turistas en estas fechas, muchos optan por dormir en municipios limítrofes o, como es el caso de los visitantes que llegan en autobuses desde Portugal, lo hacen para "pasar el día y ver las luces" y, después, regresar.
"Es muy bonito y entiendo que los políticos quieran más fondos para poder gastar", añade el presidente de los hoteleros, ya que la tasa turística "no es más que un impuesto a mayores a los que ya existen". Eso sí, recuerda, es "a coste cero para los ayuntamientos", ya que para los negocios hoteleros supone "gestionar el coste informático, financiero, administrativo y de control, organización y gestión" de ese ingreso sin recibir un porcentaje de lo recaudado.
También es crítico Ballesteros con el destino de esa recaudación, y pone de ejemplo el de Santiago. "Dicen que una parte irá destinada al turismo, pero el resto, no han dicho en qué se gastará", porque la mayoría de las veces "no existe una responsabilidad en la gestión de ese dinero".
"Hay municipios turísticos muy concretos, en los que hasta se triplica la población en determinadas fechas, que sería comprensible, siempre y cuando destinasen esos ingresos a infraestructuras que estén relacionadas con el turismo", explica. Para ello, incide, se debería hacer una ley de municipios turísticos con el objetivo de financiar ese tipo de obras.
Pros y contras desde las agencias de viajes
Por su parte, Rodrigo Lagoa, de la agencia de viajes viguesa Travelmakers, considera que la tasa turística "es una medida que sólo tiene sentido en zonas saturadas, para intentar controlar la demanda, y para que ayude a cubrir los gastos que genera esa saturación". Algo que, en Vigo, ocurre "días puntuales de la temporada de luces de Navidad", por lo que "no tiene sentido aplicar una tasa".
Esta tasa no suele ser una causa "para descartar un destino", aunque sí una "incomodidad" para el turista y "especialmente para los establecimientos hoteleros que son los encargados de recaudar y liquidar la tasa". En consecuencia, la considera "una forma de desincentivar el turismo".
Según Lagoa, existen otras maneras de controlar la saturación turística, tanto en Vigo como en otros destinos, como "una regulación de la vivienda de uso turístico". Concuerda con Ballesteros en que parte de la saturación de Vigo "nace de autobuses que vienen los fines de semana": pasajeros que "no pernoctan" y a los que no afectaría la tasa turística y "seguirían saturando la ciudad".
"El ciudadano pierde privilegios en beneficio del turista"
Su compañera Silvia Costas, por contra, está a favor de la tasa turística, ya que muchos destinos "de moda" llegan a estar "al límite de su capacidad" y "merman la tolerancia del vecindario".
Para Costas, "la población que recibe a estos turistas ha tenido que hacer un gran esfuerzo económico", en lo que se refiere al pago de impuestos por el mantenimiento y reparación ocasional de las infraestructuras, mientras "pierden privilegios en beneficio del turista, como la perdida de movilidad como calles cortadas, accesos restringidos, confort en tema de contaminación ambiental y acústica o no poder disfrutar a veces los recursos naturales de la zona que tantas generaciones locales han preservado y se ven ahora afectados por la masificación".
Además, añade, considera que "tampoco es la panacea a nivel económico", ya que si lo que se genera por turismo "se tiene que utilizar para amortizar y mantener estas infraestructuras, igual no es tan negocio como parece".
"Creo que no es más que una medida compensatoria para poder hacer frente a los gastos extra que genera el turista y que creo que es justo pagar la parte de desgaste de lo que estemos disfrutando haya donde fuésemos", incide, además de destacar que "también nos deberían informar el porqué de esta tasa para hacernos más conscientes de cuidar y respetar estos destinos".
"Hacer turismo tiene cosas muy buenas y estoy muy a favor, pero hay que intentar buscar un equilibrio", concluye.