Una mujer joven muestra un increíble talento para jugar al ajedrez. A medida que va incrementando su éxito, incrementa su exposición, su marca personal, sin perder nada de su autenticidad. No hablo de Gambito de dama, la afamada serie de televisión. Mi protagonista es una mujer real que compartió con Sumamos Red de Profesionales nuestro último encuentro, María Cudeiro.
María usó la metáfora del ajedrez para definir una de las claves de su liderazgo, colocar a las personas en los roles correctos, en lugar de tratarlas a todas por igual como sucede en el juego de las damas. Añado que jugar al ajedrez, como liderar, nunca puede fiarse al azar, hay que conocer las reglas y hay que saber jugar. Cada partida es nueva y distinta, aunque las normas por las que se rigen sean las mismas, como en el derecho, como en el mundo.
Sobre estilo de liderazgo charlamos ampliamente, y bajo una óptica que no siempre es la que presentan otros foros. Ella nos fue desgranando los aspectos más condicionantes para liderar: autoconocimiento, autocontrol, optimismo, empatía, networking. Hay cierta sabiduría ya destilada cuando maestros del management, como Goleman o Druker, coinciden en estos términos. Precisamente Druker dijo que “la autoevaluación es la primera acción que requiere el liderazgo”. Son pautas básicas que durante décadas han servido a los líderes de todos los sectores de la sociedad moderna.
Pero escuchando a María y observándola como observo a tantas mujeres líderes de esta generación, creo que su éxito no está en ser unas espléndidas cumplidoras del decálogo del buen líder. No basta con hacer bien las tareas y tener las mejores notas, los mejores resultados; no basta con imitar los roles que hemos usado durante décadas. De nada le sirve a Kamala Harris o a Hilary Clinton ser las candidatas mejor preparadas, las más brillantes de su generación. Ya no pasarán a la historia por ser la primera mujer que preside su país.
Sí que sé que nuestra invitada tiene algo que no siempre percibes en quien suele ocupar su posición, la autenticidad. Alguien consciente de sí mismo, de sus fortalezas y de sus debilidades, de lo que es y de lo que hace, puede permitirse ser auténtico. No sé qué pensaría Druker o qué piensa Goleman sobre si nuestros líderes son realmente auténticos o si siguen un guion impostado, donde lo importante es no cometer errores más que liderar. Sé que ella tiene la valentía necesaria para ser auténtica. Por eso prefiere jugar al ajedrez que a las damas. Y ya sabemos que en el ajedrez la dama es la pieza más poderosa de todas.
No sé si es una señal, pero la dama fue la última pieza en incorporarse al ajedrez moderno y revolucionó el juego para siempre. Larga vida a las damas que ya juegan al ajedrez.
Marta Costas Iglesias
Abogada en ejercicio desde el año 2000. Actualmente, Directora de Asesoría Jurídica y Cumplimiento del Grupo Nueva Pescanova y de la Fundación Nueva Pescanova. Vinculada desde sus inicios al asesoramiento de empresa, ha sido Asociada Senior de Restructuring & Insolvency en Deloitte Abogados y docente en la Universidad de Vigo.