Cuando un ser querido muere te das cuenta de que sus pertenencias y posesiones se reparten en un testamento. Sin embargo, las cosas más importantes que deja se reparten en el corazón de cada una de las personas a las que ha impactado.
Voy a escribir sobre la trascendencia de los momentos. Y para eso voy a poner como ejemplo una película: Todos los días de mi vida. Para quien no la recuerde o no la haya visto os hago una muy breve sinopsis:
Leo y Paige son una pareja que acaba de casarse. Después de un accidente, Paige se queda inconsciente, y cuando se despierta no reconoce a Leo ni recuerda su historia de amor. Paige ya no se siente enamorada de su esposo. Leo intentará recuperarla y decide, básicamente, recrear los momentos más felices que pasaron juntos.
En esta película hay una frase que dice Leo que, para mí, coincide con el mensaje del filme: "Yo también tengo una teoría. Una teoría sobre los momentos de impacto. Mi teoría de esos momentos de impacto son como destellos de mucha intensidad que te cambian la vida por completo y terminan definiendo quién eres".
Es una locura lo rápido que pasa el tiempo y cómo avanzan las cosas, ¿verdad? Es increíble que no podamos recordar ningún día nítidamente pero haya instantes en los que pensemos varias veces al día. Los momentos son un breve espacio de tiempo que perduran toda la vida. Eso es magia al alcance de todos nosotros.
Lo más valioso de una persona es el tiempo. Cuando esa persona se va piensas que nunca recuperarás el tiempo perdido. Deberíamos "pelearnos" por vivir al máximo con las personas que nos quieren. La riqueza se reparte en vida y no tiene nada que ver con las pertenencias sino con las vivencias.
Agradezcamos, disfrutemos y valoremos el tiempo que nuestros seres queridos nos han dedicado. Tengamos la certeza de que cada momento pasado con ellos ha sido único en el universo. Momentos que jamás volverán y que al mismo tiempo conservaremos para siempre. Vivamos con intensidad porque no recordaremos los días, sólo recordamos los momentos. Somos el resultado de esos momentos vividos.
Desde esta tribuna le doy las gracias a mi padre por enseñarme que las cosas más maravillosas de la vida no son cosas, son momentos.