Dudas infinitas
El emprendedor gallego, y CEO de la firma de motos eléctricas Velca, pone de manifiesto algunos de los aspectos que han marcado su año 2021 y parte de los retos para el nuevo ejercicio, donde las dudas también forman parte del camino
Este año me he reído a carcajadas con mis amigos. He cantado y bailado, mal por supuesto, pero lo hice. Hay cosas que no vale la pena hacerlas bien, simplemente hacerlas. También he llorado. He recordado a quiénes no están. A veces a solas, con mi familia o incluso con desconocidos. Hay mucha sinceridad en las lágrimas. Quizás sea el mejor espejo del alma.
He confiado en personas que prácticamente no conocía y que me han demostrado honestidad y nobleza. He confiado en personas que conozco desde hace mucho, por las que me cortaría un brazo y me han decepcionado. Para bien o para mal las personas son impredecibles.
La suerte es cuestión de tomar buenas decisiones. Estudié mis apuntes de la vida para tomar las mejores decisiones el año pasado pero cuando creía que todo saldría bien, salió regular. Hubo alguna vez que tiré sin mirar y metí canasta. La vida es tan incierta como las promesas que conseguimos cumplir.
Disfruté la gloria de una meta cumplida, las celebraciones en sociedad y también me rompí en la soledad del fracaso estrepitoso. Me siento más orgulloso de enfrentarme a los fracasos más vergonzantes que de celebrar los éxitos más aclamados. Aún así he entendido que el éxito y el fracaso son compañeros de piso que tienen que convivir en paz y armonía para hacer grandes cosas juntos.
Puse en valor lo que de verdad importa pero también entendí que darlo todo no es suficiente. Priorice a otras personas por encima de mí. La mayoría seguiréis conmigo y otras quizás no hayáis entendido todavía el significado de la palabra "agradecimiento".
Me he dado cuenta de que es más fácil ayudar que dejarse ayudar. Por enésima vez he vuelto a rechazar ayuda sincera este año por prestar demasiada atención a la dulce voz de mi orgullo. Esa voz que cuando consigues callarla todo se entiende mejor. Este año dejaré que el silencio hable claro.
Este año me mostré vulnerable. Compartir nos hace llorar, llorar nos hace sentir y esa es en ocasiones la clave de la felicidad. Se acabaron los escudos con personas que van desarmadas.
Este año no dije ese te quiero que podría cambiarlo todo pero dije otros tantos a las personas con las que todo sigue igual de bien. Las personas de mi vida. Le recordé a más de una persona que la puerta de mi vida está abierta. A otras quizás debería cerrársela.
Es verdad, el pasado año me he equivocado mil veces. Ni en el amor, ni en el trabajo, ni con mis amigos, ni en las redacciones de este periódico ni en mil cosas más he sido perfecto pero he sentido todo lo que hacía y al menos sé que he sido de verdad. De carne y hueso pero también de pasión, aventura y dudas.
Dudas infinitas como dice la canción. De las que nos hacen daño. Y tenemos que entender que estas dudas son el entrenamiento de los guerreros más nobles que sienten el daño antes de dar el gran golpe.
Feliz año nuevo valientes.