Me gustaría hablar de raíces sin referirme estrictamente a la ciencia agrónoma. Conocer la historia de nuestra zona nos parece importante. Por lo menos para mí lo es. Sin embargo, y solo a veces, nos empeñamos en que esto sea más importante que el resultado final. Me explico, intentando no levantar ampollas (no siendo una de un buen vino Catalán, donde así se llaman las botellas).
Hablando de variedades de uva, hay una especie, a veces, de "uvafobia" de las que no se consideran autóctonas u originarias de cada región vinícola.
Es un efecto inverso al que se sufrió hace mas de 50 años (me lo han contado pues mi añada es posterior) cuando se introdujeron variedades francesas en la península pensando que así haríamos vinos a la altura del país vecino. A estas variedades se les bautizó como variedades mejorantes.
Ahora, sin embargo, hay muchas zonas en las que una variedad de fuera es considerada como menor.
A mí me gusta abrir una botella y decidir si el resultado me gusta, no me gusta o me emociona. Después de esto me apetece conocer cómo está hecho.
Hay cepas de Palomino (por ejemplo) en Galicia con 100 años. Me imagino discutiendo con ellas sobre su relativa nacionalidad cuando triplican mi edad. Lo que me parece fundamental es proteger la diversidad y la riqueza varietal de cada zona.
Hay viticultores/as haciendo un trabajo enorme de recuperación y conservación de variedades y deberíamos reconocer su trabajo de inmediato. ¿Cuándo una variedad es autóctona? ¿Cuánto tiempo ha de pasar? ¿Quién da permiso? Las denominaciones de origen hablan de variedades preferentes y autorizadas. Sin embargo, hay variedades que se descubren o recuperan después y no forman parte, incluso llevando más tiempo en la zona que otras que sí lo están. ¿Cada cuánto deberíamos revisar esto?
Me doy cuenta de que solo tengo preguntas y casi ninguna respuesta. En el vino, casi siempre hay más opiniones que respuestas. Y es maravilloso debatirlas vino mediante, de variedades que hayan sido bien interpretadas en viña, y acompañadas en bodega.
A menudo las personas nos encargamos de poner objeciones o criticar una forma de elaborar o de interpretar. Creo que cuidar la tierra es lo más importante, a partir de ahí que cada uno escoja su camino y lo disfrute, porque los caminos no han de ser unos mejores que otros, solo han de ser divertidos.
Lo bonito que es beber sin olvidarse de vivir.