La envidia es la escoria de los pecados
El emprendedor y CEO de la firma de motos eléctricas Velca reflexiona sobre la envidia y la importancia de acercarse con pasión y generosidad hacia aquellos que la sufren
Santo Tomás de Aquino definió los 7 pecados capitales conocidos en la actualidad: soberbia, pereza, gula, avaricia, lujuria, ira y envidia.
Hace ya más de 10 años, en una meditación de Don Hanjo, mi director espiritual; mencionó que la envidia era la escoria de todos los pecados. El único pecado que no genera ningún tipo de satisfacción.
Podríamos definir la envidia como el dolor del bien ajeno. Es un pecado muy práctico porque lleva incorporada la penitencia: cuanto más envidias, más sufres.
Esto me lleva a pensar que la persona envidiosa es insatisfecha por naturaleza. No entienden que las cosas más importantes de la vida no se compran con dinero. Solemos percibirlos constantemente porque la envidia es un pecado de proximidad. El envidioso lamenta el éxito del compañero que trabaja en en su mismo departamento, no al que triunfa a mil kilómetros de distancia.
Sienten rencor contra las personas que poseen dones como la belleza, dinero, éxito, poder, libertad, amor, personalidad, experiencia, felicidad, etc.). No se lo tengas en cuenta el rencor también es sufrimiento.
La persona envidiosa es destructiva. No quiere construirse a sí misma si no que ambiciona ser y tener lo que tiene el otro. Intentará por todos sus medios destruirle hasta que perciba que lo ha bajado a su nivel.
Siento decir que la envidia es una defensa típica de las personas más débiles, acomplejadas o fracasadas. El ambicioso tiene por rival a uno mismo, el envidioso a su entorno más cercano.
A veces el único antídoto contra la envidia es inventarte males que consuelen al envidioso. Esto es una muestra de humildad y generosidad pero solo consolará por un pequeño rato al envidioso. De todas formas si te van a envidiar es mejor que lo hagan por cómo eres que por lo que tienes. Demuestra siempre humildad en tus logros.
No se si la envidia puede curarse. Supongo que sí. Se cura dándose cuenta de que lo que poseen los demás no da la felicidad. Hay que valorar lo que sí posees. Si haces eso y eres pobre, serás feliz. Si no lo haces, aunque seas rico, serás un insatisfecho crónico.
Jim Carrey dijo en una ceremonia que "ojalá todos puedan volverse ricos y famosos, para que se den cuenta de que esa no es la respuesta".
Los dardos de la envidia son muy numerosos: mentiras, críticas, desprecios, rechazo, acusaciones, agresiones, venganzas… Hay que esquivar los dardos del envidioso y no darles importancia.
La mejor defensa contra la gente envidiosa es hacer cosas buenas, hermosas y provechosas, con toda nuestra pasión y generosidad.