Eres indispensable

Eres esa persona que a la que todo el mundo acude, esa persona que sabe cómo hacer las cosas, esa persona que, además, las hace. Diría que la única que las hace. Eres indispensable.

Sientes esa satisfacción de hacer bien tu trabajo, ese orgullo personal de saber que lo tuyo tiene impacto en el colectivo, eso te reafirma en lo que haces, incluso en lo que eres. Enhorabuena, eres indispensable.

Deja que te pregunte: ¿Es bueno o es malo ser indispensable?

Me parece muy femenino eso de sentirse indispensable, evidentemente por lo que se refiere al rol que asumimos en el ámbito doméstico y de pieza central en una institución como la familia. Daría para mucho esa reflexión, pero en el ámbito profesional ¿por qué necesitamos sentirnos indispensables? Está claro que nos ofrece seguridad, nos hace subir el ego. Cuando nos sentimos valorados mejora nuestro bienestar y produce un mayor nivel de compromiso y de motivación.

Curiosamente, conocer a la perfección tu trabajo y ser la pieza imprescindible de un equipo no siempre es positivo. Muchos pensarán que lo mejor para todos es que continúes haciendo lo que haces y eso acabará por impedir tu evolución. O puede suceder que seas tú mismo el que te encuentres cómodo haciendo lo que haces y no quieras salir de esa zona de confort.

En estos años de tertulias Sumamos hemos visto muchas personas que se animan a acudir y nos cuentan que llevaban prácticamente toda la vida en el mismo puesto. En muchas ocasiones terminaron comunicándose siempre con las mismas personas y perdiendo la oportunidad de conocer a otras nuevas, ya sea en su empresa o fuera de ella. Al final el entorno cambia, las crisis se suceden, por alguna razón han dejado su trabajo, pero habían abandonado la habilidad de visualizar las oportunidades profesionales. Ser o creer que eran indispensable se convirtió para ellas en un círculo vicioso.

Por supuesto hay también ejemplos del que cree ser indispensable pero no ha alcanzado ese nivel, porque confunde el verdadero trabajo con estar ocupado, con hacer sus tareas y hacerlas rápido. Para ser imprescindible hay que cavar profundo, tomarse tiempo, ser cuidadoso, saber el valor de lo que aportas de verdad, sin maquillaje ni engaños.

Hemos visto en la red tejida por Sumamos a muchas contertulias que han cambiado radicalmente su trayectoria profesional, han emprendido, se han trasladado de lugar, colaboran o buscan su hueco o su segunda vida laboral. Son personas que tienen ambición y que no esperan a tocar fondo. Es cierto que lo que entendemos por ambición, el sentirse realizado o la percepción del éxito, ha cambiado en las distintas etapas vitales y para las distintas generaciones. Pero las personas que han mantenido la confianza en sus capacidades, en su valía, han encontrado la manera de seguir con sus carreras sin quedarse atrapadas.

Hay muchas opciones y a estas alturas ya sabrás que nadie es indispensable. Es más, muchas de nuestras invitadas especiales habrán pasado de ser las indispensables, las únicas que era capaces, las únicas dueñas del conocimiento útil, a ser las inútiles. Las que han compartido con generosidad sus conocimientos, las que han delegado y aportando a los demás, perdiendo el monopolio de lo imprescindible. Son las que se han asegurado de estar rodeadas de otros; eso sí, mucho más indispensables que sus líderes.