En esta España de 2023 donde la selección femenina de fútbol es campeona del mundo, se está formando un grupo de mujeres discretas que juegan en otra liga. Una de ellas ha pasado esta semana por Vigo para compartir la mesa con Sumamos, Cristina García-Peri, Socia de Azora y consejera independiente de Bankinter. Y como Sumamos va de tejer redes, hay un hilo invisible que une a Cristina con otras dos de nuestras invitadas especiales Marieta del Rivero, consejera de Cellnex Telecom y Eva Castillo, consejera de Caixabank.
Son consejeras en la Champions League, con unos currículums internacionales en los que nada es superfluo y que cuando te sientas a su lado percibes que son sólidas como una roca. Percibes esa solidez sin necesidad de haber replicado los modelos clásicos de los señores consejeros, y sin atisbo de agresividad o de soberbia. Esa soberbia que muchas veces hace desaparecer el pensamiento crítico. A estas señoras que juegan en las Champions League de los consejos les sobra espíritu crítico y no necesitan brillos. Por eso toda esa experiencia que atesoran sus currículums, ese conocimiento profundo de sus sectores, esas herramientas de muchos años de entrenamiento de primer nivel pueden ponerla en práctica para lidiar con el tiempo de incertidumbre en el que vivimos. Tiempos en los que muchos creemos que la humildad es la nueva inteligencia, y no me invento el concepto.
Me llama la atención cuando comparten sus experiencias: la enorme capacidad de aprendizaje, la curiosidad, que siempre las ha llevado a escoger caminos en los que ellas eran las primeras y muchas veces las únicas. La humildad y la curiosidad son básicas para ese aprendizaje continuo.
Jack Welch el que fue CEO de General Electric, autor del éxito de ventas Winning, sostiene que “cuando el ritmo de cambio fuera de la empresa es superior al ritmo de cambio dentro de la empresa, el final está cerca”. Y además “la capacidad de una empresa para aprender y convertir en acción rápidamente lo aprendido es su principal ventaja competitiva”. Contar con estas consejeras es claramente una ventaja competitiva.
Hay otra idea que surge cuando las ves de cerca y las escuchas con atención, esa apariencia frágil, que muchas veces se asocia a lo femenino, es, en su caso, un icono de antifragilidad. Esa es una idea de Nassim Taleb, el “antifrágil”, y se refiere a personas y organizaciones que resisten mejor las crisis y salen fortalecidas de ellas. Cuando alrededor estalla el caos, la incertidumbre, los imprevistos, estas personas se hacen mejores, más competitivas.
Ahora que están de moda los másteres para consejeras, lo que deberíamos es escuchar y aprender de Cristina, Eva, o Marieta. Peregrinamos a las catedrales del fútbol y a nosotras nos gustaría saber a qué campo peregrinar para ver jugar a nuestras consejeras en la Champions League.