La sección segunda de la Audiencia de Pontevedra ha condenado en conformidad a dos años de cárcel a un joven estudiante por haber agredido sexualmente de una compañera de instituto.
Este jueves, la Fiscalía y la defensa del acusado han alcanzado un acuerdo en virtud del cual el procesado ha admitido la autoría de los hechos aceptando la condena que se ha visto reducida con respecto a la petición inicial que planteaba el representante del Ministerio Público, que era de ocho años de prisión por un delito de agresión sexual en su modalidad de violación.
La víctima se mostró de acuerdo con esta conformidad porque quería evitar la celebración del juicio y acabar cuanto antes con este procedimiento.
La condena de dos años quedará en suspensión durante el período de cinco años, condicionada su ejecución durante este tiempo a que el condenado no vuelva a delinquir.
Orden de alejamiento
La sentencia también impone al estudiante, que es mayor de edad al igual que la víctima, el alejamiento de la chica a menos de cien metros durante un período de cinco años, a una libertad vigilada por el mismo plazo, así como la inhabilitación especial para profesión, oficio o actividades que conlleve un contacto regular y directo con personas menores de edad durante 5 años. Con respecto a la responsabilidad civil, pedía una indemnización para la víctima de 5.000 euros por los daños morales.
Según los hechos relatados en el escrito de acusación, la víctima y el ahora condenado se conocieron en septiembre de 2022 en un instituto de Pontevedra del que ambos eran alumnos. El 10 de octubre de ese año, en la hora del recreo, los chicos salieron del recinto escolar para comprar algo en un supermercado y al salir de este establecimiento, el acusado propuso a su acompañante ir a dar un paseo por el parque de Os Gafos.
Cuando estaban sentados charlando el chico "guiado por un ánimo libidinoso y con el afán de atentar contra la libre determinación sexual" de la joven le realizó tocamientos sin su consentimiento pese a que ella le pedía que parase, que no quería que le tocase, que le incomodaba. Ya de regreso al instituto, la llevó a la zona trasera de una caseta y allí se produjo la agresión.
Durante días siguientes, la chica sufrió ataques de ansiedad, vómitos, crisis de llanto y tristeza continuos con importante afectación psicológica.