Antonio Méndez López en su local de la calle Carral, en Vigo.

Antonio Méndez López en su local de la calle Carral, en Vigo.

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Un vigués con discapacidad auditiva: cuando la pandemia te lo pone más difícil todavía

El propietario de un pequeño negocio del centro de Vigo explica las barreras que supone en su día a día el uso de mascarillas

13 noviembre, 2020 15:51

Antonio Méndez López regenta desde hace 25 años un pequeño negocio de reparación de calzado y copias de llaves y mandos a distancia en pleno corazón de Vigo. Situado en la calle Carral, a pocos metros de la Plaza de Compostela, el propietario de este establecimiento, que tiene sordera, ha luchado durante un cuarto de siglo, además de por el buen funcionamiento de su negocio, por establecer una comunicación con sus clientes que le permita llevarlo adelante.

Los que le conocen tratan de ponérselo fácil: vocalizar lo mejor posible (sin hablar rápido ni despacio y sin hacerlo de forma exagerada) y utilizar los dedos para señalar el número de copias que se quieren hacer o la hora a la que pasarán a recoger sus zapatos. El lenguaje de signos es algo totalmente desconocido para prácticamente la totalidad de la población que no tiene ningún problema de audición.

Si cada día es un gran reto -desde el punto de vista de la comunicación- para las personas con sordera, el uso obligatorio de las mascarillas al que nos ha llevado esta pandemia se lo ha puesto, aún, más difícil todavía.

Imagen del exterior del local, en la calle Carral de Vigo.

Imagen del exterior del local, en la calle Carral de Vigo.

"La vocalización es fundamental para la comunicación. Nosotros leemos los labios cuando nos hablan, te puedes imaginar cómo vamos a entender si tienen la boca tapada, y la mayoría no saben lengua de signos tampoco. Por lo tanto, surgen dificultades", explica Antonio Méndez. "Algunas personas son conscientes de la situación y se bajan la mascarilla un momento o escriben, pero otras son bastante reacias a bajarse la mascarilla", añade.

Gestiones y servicios "imposibles"

El propietario de este establecimiento asegura que algunos de los trámites más complicados en esta "nueva normalidad" son, por ejemplo ir a solucionar papeles en Hacienda, hacer alguna gestión en el banco o ir al hospital. "Nos resulta muy complicado y debemos acudir con un intérprete, algo que antes no necesitábamos. Ahora, al estar en un lugar público con mucha gente alrededor y medidas controladas, los funcionarios se niegan a bajarse la mascarilla. La mayoría no sabe cómo actuar cuando atienden a una persona sorda", cuenta Méndez López.

Lo primero que se le ocurre a uno cuando se da cuenta de la dificultad extra que supone el uso de mascarillas para las personas sordas es: ¿Dónde están las mascarillas transparentes? "El motivo por el que no se ven por ningún sitio es porque no están homologadas, y así pues no se pueden fabricar, porque no garantizan la protección del virus", señala.

Méndez no se muestra muy optimista en este sentido. En su opinión, las mascarillas transparentes no solucionarían todos los problemas de comunicación que afectan a las personas sordas. "No se verían bien algunos aspectos y seguiríamos teniendo dificultades", apunta.