Enoque fue uno de esos personajes que se hacen, con el tiempo, parte de la ciudad. Y así fue tras más de 20 años de vida en Vigo, donde regentó un kiosco en la zona del náutico y se ganó a innumerables visitantes por su simpatía. Además, fue uno de esos héroes anónimos que en la catástrofe de O Marisquiño no dudó en poner a disposición de los servicios de emergencias todo cuanto le fue posible.

El pasado 28 de junio lo localizaron sin vida en su vivienda, después de varios días sin que nadie supiese de él. Las autoridades judiciales y policiales realizaron todos los esfuerzos oportunos para encontrar a sus familiares en si Bahía natal, y el destino de Enoque fue, durante varios meses una incógnita.

Así, el Juzgado de Instrucción número 1 de Vigo contactó con el Consulado de Brasil en España para que intentase localizar a familiares de Enoque de Meneses por si quisiesen o pudiesen repatriar el cadáver o plantear alguna otra cuestión. Según fuentes judiciales, el Consulado localizó a un familiar, pero no solicitó la repatriación, por lo que el juzgado dio traslado al Concello para que se hiciese cargo de su inhumación en el cementerio de Pereiró.

Ahora, después de una larga espera, el cuerpo de Enoque de Meneses descansa ya en la tierra que le acogió durante dos décadas.