La ONG medioambiental asegura en un comunicado que la semana pasada operarios de la empresa eléctrica Naturgy, encargada de mantener la línea de media tensión que cruza los montes de A Madroa (Vigo) realizaron sin previo aviso a la Comunidad de Montes una enorme tala dentro de las tareas de prevención de incendios forestales. Desde Greenpeace señalan que dicha tala incluyó numerosos ejemplares de especies autóctonas de portes considerables, eliminando más de medio centenar de robles y castaños, entre otras especies.
La agrupación en defensa del medio ambiente condena este tipo de actuaciones y destaca que "estas especies del bosque atlántico se podrían conservar con simples podas en altura para no afectar al cableado y ayudarían a mantener un ambiente sombrío, evitando de esta manera la proliferación de especies invasoras y generando un ambiente húmedo que favorece la lucha contra los incendios de manera natural", destacan desde la organización.
Apoyo a la Comunidad de Montes de Teis
Según Eduardo García, el presidente de la Comunidad de Montes de Teis, es la tercera vez en los últimos años que Naturgy impulsa estos desbroces tan agresivos y poco respetuosos con el bosque atlántico gallego y la biodiversidad, a pesar de que la comunidad había alcanzado con la empresa eléctrica un acuerdo para evitar estos destrozos.
Greenpeace ha recordado que la Comunidad de Montes de Teis lleva décadas impulsando de forma ejemplar la gestión sostenible de los montes de la periferia viguesa, haciendo grandes esfuerzos por la recuperación del bosque atlántico en detrimento de especies invasoras como la acacia negra, cuestión por la que la Comunidad incluso ha sido distinguida por la ONU por sus buenas prácticas para recuperar la biodiversidad.
"Las labores de prevención contra los incendios forestales bajo las líneas eléctricas son casi siempre compatibles con el mantenimiento del arbolado autóctono, que además supone una ayuda extra al mantener un sotobosque sombrío. No es la primera vez que Naturgy demuestra su falta de sensibilidad con comunidades de montes que hacen enormes esfuerzos, a veces de muchos años, para favorecer la recuperación del bosque atlántico. Este tipo de actuaciones agresivas pueden además redundar en la proliferación de especies como la acacia negra y, por tanto, coadyuvar a la proliferación del fuego en caso de incendio, en vez de evitarla", explica Manoel Santos, de Greenpeace
Echando Raíces
Greenpeace lleva más de dos décadas colaborando con la Comunidad de Montes de Teis para demostrar que es posible hacer otra política forestal restaurando la vegetación autóctona, protegiendo la biodiversidad y aumentando así su resiliencia al fuego. La Campaña de Bosques de Greenpeace España puso en marcha en 1997 un proyecto, denominado Echando Raíces, que tenía como objetivo realizar pequeñas experiencias demostrativas de reforestación con especies autóctonas en diversas zonas del estado español. En Galicia, el proyecto forestal fue posible gracias a un acuerdo de colaboración firmado con la Comunidad de Montes en Mano Común de Teis para actuar en el monte de A Madroa.
A Madroa es un pequeño monte periurbano del municipio de Vigo propiedad de sus vecinos y situado en la parroquia de San Salvador de Teis. Cuando A Madroa volvió a la categoría de Monte Vecinal en Mano Común, en 1998, la práctica totalidad del monte estaba cubierta por una repoblación de Pinus pinaster (piñeiro bravo o pino gallego) con una edad de entre 40 y 55 años y en una situación fitosanitaria muy mala. Bajo esta cubierta arbórea, la mayor parte del monte estaba infestada de una especie invasora muy difícil de erradicar: la acacia negra (Acacia melanoxylon).
Greenpeace y la Comunidad de Montes de Teis firmaron este acuerdo para impulsar la sustitución progresiva de las especies invasoras por especies propias del bosque atlántico. En el invierno de 1999, una vez eliminada la masa de piñeiro y acacia negra, se llevó a cabo la plantación de especies arbóreas y arbustivas propias del bosque atlántico gallego: Castaño (Castanea x hybrida), Roble (Quercus robur), Acebo (Ilex aquifolium), Madroño (Arbutus unedo), Espino albar (Crataegus monogyna), Laurel (Laurus nobilis), Nogal (Juglans regia) o Peral silvestre atlántico (Pyrus cordata).
Más de 20 años después, este pequeño rodal es un precioso bosque con portes considerables que demuestra que "otra política forestal es posible, y es también una prueba fehaciente de que es posible restaurar los montes gallegos y aumentar su biodiversidad y resiliencia al fuego", aseguran desde la ONG.