Hay partos que son de película y que suman al inolvidable momento del nacimiento de un hijo una historia que contar para siempre. Eso es lo que les ha ocurrido hoy a dos vigueses, Victoria y Manuel, en el nacimiento de su segundo hijo.
Ella salía el próximo miércoles 21 de septiembre de cuentas y hasta ayer estuvo "perfectamente" hasta por la noche, cuando empezó a encontrarse regular y a tener contracciones que iban en aumento. "Estuve durante una hora y media, pero estaba bien, riendo, hablando, hasta que me dio una muy fuerte y noté que se había roto la bolsa", cuenta a Treintayseis desde el hospital Álvaro Cunqueiro. Era ya medianoche.
La reacción fue de tranquilidad, ya que desde que se rompen aguas pueden pasar dos horas hasta el nacimiento. Así, Manuel bajó a por el coche, que estaba algo alejado de su casa, para llevarla al Cunqueiro, pero de camino a recogerla su móvil no dejaba de sonar y los semáforos se ponían en rojo cuando menos se necesitaba. "Me llamó diciendo que notaba que el niño iba a salir", explica Manuel.
Desde plaza de América
El recorrido desde López Mora hasta el hospital Álvaro Cunqueiro fue una lucha contrarreloj en la que el pequeño cada vez empujaba más fuerte. En la plaza de América comenzó a notar la cabeza y en la rotonda de Pereiró, ya fue del todo visible. El coche enfiló la Estrada de Clara Campoamor con Victoria haciendo malabarismos agarrada al asa sobre la ventana del copiloto.
"Iba con los ojos cerrados y pensando en qué era mejor, si tratar de controlarlo o dejarlo salir… Al final pensé ‘que sea lo que dios quiera’", recuerda Victoria. Y el pequeño quiso salir. "De repente escuché decir ‘ya está fuera’ y giré la cabeza a la derecha y lo vi", cuenta Manuel, que aceleró la velocidad en cuanto pasó el radar situado en esa carretera.
Llegaron a la puerta de Urgencias y avisaron a uno de los conductores de las ambulancias. "Salieron rápido ocho sanitarios y alucinaron porque se encontraron a la madre con el niño ya en brazos", dice Manuel. Victoria dio a luz en el coche cuando Manuel le abrió la puerta. "La ropa interior no le dejaba salir del todo, y ahí ya pude sacármela y salió el cuerpo al completo", explica Victoria, que fue trasladada en camilla hasta el interior del hospital con su hijo ya en brazos.
Entre aplausos
Una entrada triunfal, entre aplausos de los que allí se encontraban, reconociendo el momento heroico que acababa de vivir, un viaje en coche que recordarán para siempre. Además, cuentan con una prueba de imagen para que su hijo les crea cuando le cuenten su accidentado nacimiento, una fotografía dentro del coche con el nacimiento completado poco antes de las dos de la madrugada.
El pequeño, que se llama Manuel, se encuentra perfectamente, al igual que Victoria. "Me dijeron que los segundos eran más rápidos, pero no tanto", dice entre risas. El primer parto, el del hijo mayor, Jon, le ayudó a la hora de conocer la experiencia. "Tengo un umbral del dolor elevado y dolió dentro de lo normal de los partos", dice, y apunta que no gritó, sino que se contuvo "bastante", como le dijo Manuel.
Victoria, Manuel padre y Manuel hijo descansan tras una noche de adrenalina que les ha dejado con pocas horas de sueño, pero con una historia que contar de las buenas, las que tienen final muy feliz.