El hundimiento del firme de la calle Gran Vía a punto estuvo de causar una tragedia en Vigo. Este domingo, alrededor de las 13:00 horas, Antonio Díaz, vecino de la calle, salió con su bicicleta para trasladarse hasta la Vía Verde. Pero al dirigirse al semáforo del cruce a la altura del número 144, caminando con la bicicleta a su lado, la acera se hundió.
"Desde hace días, había detectado que en esa zona la acera estaba algo hundida, incluso se había formado un pequeño charco", explica Antonio, arquitecto de profesión, a Treintayseis. De hecho, alertó a su hijo y a su mujer de que tratasen de evitar pasar por esa zona. "Ya me imaginaba que podía pasar algo, me arrepiento de no haber llamado para avisar, eso fue error mío", confiesa. De hecho, no fue consciente de que estaba pasando por esa zona de riesgo hasta que notó cómo la acera se hundía a su paso".
Con el susto todavía en el cuerpo, explica que se golpeó la cadera, donde tiene un fuerte dolor y una hinchazón, además de un pinchazo por la zona que le hará regresar al médico para revisárselo. El impacto se lo produjo al caer al boquete generado en el suelo tras hundirse la acera; Antonio explica que se quedó sentado "a caballo" sobre una tubería gruesa y sujetando la bicicleta con una mano, que se quedó colgando.
Asegura que, aunque se le hicieron eternos, fueron pocos segundos los que pasaron hasta verse rodeado de unas seis personas que acudieron a auxiliarle; entre ellos, un conductor de un Vitrasa, que paró el autobús y se bajó para ayudar. Esas personas, insiste, también se arriesgaron a caer por el hueco, ya que "todas las baldosas sobre las que se apoyaban estaban en el aire". Según una de ellas, la encargada de sacar la bici, la caída debajo de la tubería podía alcanzar los 6 metros.
El 092 y una ambulancia acudieron al lugar, aunque pudo trasladarse al PAC más cercano por su propio pie. Por recomendación de su abogado, trató de poner una denuncia; en la Policía Nacional le aseguraron que no era de su competencia y en la Local, que los agentes que acudieron al lugar harían un atestado que podrá recoger en unos días.
Al margen de los daños que pueda haber sufrido la bicicleta y el teléfono móvil y que le puedan ser reparados, Antonio alerta de una "trampa mortal" en una de las aceras más transitadas de Vigo, ya que es zona de paso de los que entran y salen del Centro Comercial Gran Vía.
"Yo peso 115 kilos y la bicicleta unos 20 kilos, pero le podía haber pasado a una pareja con dos niños, y sería una auténtica tragedia", matiza, reconociendo que "ha sido un milagro" que le haya pasado a él y que el resultado sea "solamente", al menos por el momento, un dolor corporal.
Además, desde su experiencia profesional, destaca que este tipo de socavones se sabe donde empiezan, pero no donde acaban. "No sabemos la profundidad ni la extensión horizontal, y hasta se podría meter debajo de la carretera", alerta, ya que pudo comprobar como las baldosas que rodean el "pozo" que se formó, estaban sobre el aire, sólo sujetas con hormigón.
A lo largo de esta mañana, trabajadores de Aqualia han vallado la zona para rellenar el hueco con hormigón; una zona que, a pesar del visible hundimiento de la estructura, no estuvo ni vallada ni acordonada hasta que se produjo la caída.