Lo que pudo haber sido una desgracia ha quedado en un susto, pero el vigués Alfonso Durán continúa aún con mal cuerpo. Este lunes paseaba como una mañana cualquiera con sus perros por el parque de O Castro cuando los animales se abalanzaron a olfatear algo del suelo. En el momento en el que el dueño se dio cuenta, uno de ellos ya se lo había llevado a la boca: era una sardina seca con alfileres clavados.

"Pensé que sería un conejo o algún pájaro", explica Alfonso Durán, que vive cerca del céntrico monte y acude de forma habitual con sus mascotas a pasear. Su perro ‘Camarón’, un pastor alemán adulto, había cogido la sardina por la punta y no parecía sufrir daños en el hocico, pero Durán corrió inmediatamente al veterinario, no sin antes fotografiar el artefacto para poder prevenir a otros usuarios y tirarlo a la papelera.

El vigués detalla que el objeto punzante estaba colocado al pie de un árbol en la explanada que hay de camino al yacimiento arqueológico, cerca del paseo Cronista Xosé M. Álvarez Blázquez, un lugar muy frecuentado por los dueños y sus perros. Por suerte, el veterinario constató que ‘Camarón’ no había resultado herido y Alfonso Durán se dirigió a la Policía Local para alertar de lo sucedido. "Puedo entender que a alguien no le gusten los animales o le molesten, pero hacer esto es de ser un psicópata, es una atrocidad", lamenta.