Toco es un pequeño chihuahua que, de no ser por una mera casualidad y la rápida acción de un joven vigués, no estaría hoy vivo. A finales del mes pasado, el animal fue abandonado a su suerte, metido dentro de una bolsa y tirado a un contenedor de la Avenida de la Florida. Su dueño le había dado por muerto, según explicó el varón a la Policía Local, después de llevarlo con graves heridas a un centro veterinario y no querer asumir la factura de la operación.
El hombre dejó al perro en la basura, dándose la casualidad de que unas horas después, alguien lo encontraría. Un joven al que le habían robado esa misma tarde su riñonera por esa zona estaba rebuscando en los contenedores para ver si la encontraba, pero se topó en su lugar con una bolsa que se movía de forma sospechosa. Al sacarla y desatarla pudo ver la pequeña cabeza de un chihuahua que se lamentaba.
Rápidamente, el chico, de 24 años de edad, dio aviso a la Policía Local y, debido a la gravedad de las heridas que tenía el perro, lo llevó a un veterinario de guardia en la calle Teixugueiras. La profesional que lo atendió reconoció de inmediato al animal: horas antes lo había llevado hasta allí otro hombre, su dueño, quien ha sido ahora identificado por la Policía Local por un presunto delito de maltrato animal.
Los veterinarios advirtieron de que Toco, el chihuahua, necesitaba una operación urgente para poder ser salvado y el joven que lo encontró en el contenedor decidió hacerse cargó de él y de los gastos. El pequeño animal se encuentra a día de hoy recuperado de sus heridas y convive con su salvador, a la espera de la resolución judicial que decida finalmente su destino.
Versión del dueño
La Unidad Medioambiental de Intervención Rural (UMIR), conformada por especialistas en medioambiente e intervenciones con animales, se hicieron cargo de la investigación y pudieron identificar al dueño del animal.
J.M.S.C., de 54 años de edad, admitió que era dueño de Toco y de otro perro más, de raza akita americano, un perro de gran envergadura que había atacado al chihuahua. El hombre llevó a su mascota al veterinario en un primer momento, pero cuando le dijeron que costaría 700 euros la operación abandonó el lugar diciendo que acudiría a ver a un amigo suyo que era veterinario para atenderlo.
Sin embargo, esa no fue la realidad. Tal y como admitió a los agentes, gestionó "muy mal su reacción" y, creyendo que el chihuahua estaba muerto, lo tiró a un contenedor de basura. De este modo, J.M.S.C está siendo investigado por un delito de maltrato animal.