Portugal vive de nuevo una jornada de alerta máxima por los grandes incendios que asolan el norte del país: durante las últimas 24 horas han fallecido cuatro personas más y se han multiplicado los focos, que no dejan de reavivarse debido a las condiciones meteorológicas desfavorables. Según adelanta el diario luso Correio da Manhà, han fallecido ya cuatro bomberos y tres civiles en los últimos días.
El primer ministro portugués, Luís Montenegro, continúa con su agenda suspendida a causa del momento excepcional que vive su país, que ha declarado la alerta máxima en prácticamente la totalidad del territorio norte. Todo apunta a que las predicciones meteorológicas, que arrojaban máximas muy altas y fuertes vientos este martes, favorecerán las tareas de extinción del fuego a partir de hoy, puesto que se espera que el viento amaine.
En las tareas de extinción trabajan ya brigadas españolas, francesas, italianas y griegas, tras haberse visto obligado el gobierno portugués a pedir ayuda internacional a principios de semana.
El humo llega a Galicia
Debido a la magnitud de los fuegos, Vigo y Pontevedra han amanecido este miércoles cubiertos por un denso humo, que ha oscurecido las primeras horas del día y que trae consigo un importante olor a quemado. Hacia mediodía, además, se ha podido ver el humo en la comarca del Barbanza y la costa oeste de la provincia de A Coruña, mientras que se disipaba en puntos interiores de la comunidad.
Según indican desde MeteoGalicia, este fenómeno se ha producido por la confluencia del viento sur-sureste con un anticiclón, "que formou unha capa moi estable nos 800-1.000 metros e fixo que o fume se estancase durante as primeiras horas da mañá".
A medida que ha ido avanzando el día, el humo se ha ido moviendo hacia el Atlántico, debido también a que esa "densa capa estable" anticiclónica ha ido perdiendo fuerza. En torno a las 12:00 horas, la provincia de Pontevedra empezaba a ver el cielo, mientras que la península del Barbanza cuenta ahora con una humareda más visible. Explican, además, que a medida que avance el día irá despejándose el cielo y disipándose el humo, que se desplazará hacia el océano.