El Gobierno trabaja para que la isla de Toralla en Vigo sea de acceso público

Después de las manifestaciones llevadas a cabo por ecologistas y vecinos protestando por la privatización de la Isla, y de que medios nacionales se hicieran eco de la situación, el Gobierno de España ha anunciado tomará cartas en el asunto. Desde el ejecutivo nacional han asegurado que adoptará todas las "medidas que sean necesarias para que la Isla de Toralla sea de accesibilidad pública" tal y como está con el contemplado en la normativa de Costas.

La senadora del BNG, Carme da Silva, celebró esta decisión y felicitó este acuerdo con el ejecutivo y señalando que estarán vigilantes para que se cumpla la ley de Costas y que el vecindario pueda visitar la isla cuando quiera. Da Silva recuerda la lucha vecinal de estos últimos años y agradece que nunca se habían rendido: "la buena noticia de hoy también es gracias al trabajo incansable de las vecinas y vecinos de San Miguel de Oia y de los diversos colectivos vigueses".

La senadora anunció que "el Ministerio para la Transición Ecológica va a adoptar las medidas necesarias para que la Isla de Toralla sea de accesibilidad pública, tal y como está contemplado en la normativa de Costas", aunque, la Dirección General de la Costa y el Mar "es consciente de las limitaciones existentes en la actualidad" y avanza "que está trabajando en una solución para revertirlas".

Al grito de "reconquistar Toralla"

Durante los últimos meses, Ecoloxistas en Acción y décenas de vecinos han protagonizado varias manifestaciones para reclamar la recuperación de la isla de Toralla como espacio de uso público. Durante los encuentros, se han hecho presentes símbolos como la vandera de Vigo o pancartas en las que se puede leer "Únete a la reconquista de Toralla", animando al resto de la ciudadanía a denuncia la prohibición de acceso a la isla que, según Ecoloxistas, "no tiene sustento legal".

Una isla privada

La isla de Toralla, de algo más de 10 hectáreas de superficie, es privada desde la década de 1960, cuando comenzó a urbanizarse. En aquel momento, se construyó también el puente y se colocó una valla a la entrada de la isla, prohibiendo el paso a todo aquel que no tuviese una propiedad en la urbanización o no estuviese autorizado por otro propietario. 

Actualmente, sigue existiendo una barrera y una garita de vigilancia que impiden el acceso de vehículos a la isla, aunque las playas de ambos lados del puente son de entrada libre a pie.