Los vigueses que rondan los treinta recuerdan con nostalgia un parque de atracciones que duró tan poco que muchos gallegos ni lo conocerán. Pluton Park abría sus puertas en el municipio de Mos (a 3 kilómetros del término municipal de Vigo) en febrero de 1998, pero los elevados costes de mantenimiento y la escasa afluencia de público hicieron que el parque tuviese que cerrar sus puertas en julio de 2002, apenas cuatro años después.
La promesa de las montañas rusas más grandes de Europa, un parque de ocio "para toda la familia" y una gran pista de hielo quedó rápidamente sepultada bajo las deudas. Con un presupuesto de 1.000 millones de las antiguas pesetas, 26.000 metros cuadrados de ocio familiar darían a Galicia y el norte de Portugal "el espacio cubierto perfecto" para que mayores y pequeños disfrutasen del tiempo libre juntos.
¿Qué ocurrió con Pluton Park? ¿Por qué no pasó la barrera del primer lustro? Y, lo más importante, ¿cómo era el único parque de atracciones que ha existido en la historia de Galicia?
Toboganes gigantes y una montaña rusa de infarto
Pluton Park, en sus 40.000 metros cuadrados de terreno, albergaba el laberinto gigante más grande del continente, un circuito de karting y varias atracciones para los niños. Completaba el espacio exterior una gran montaña rusa acuática con cataratas de más de diez metros de altura.
El punto fuerte era que disponía de un gran espacio cubierto dedicado enteramente a los pequeños, con coches eléctricos, zona de bolas e incluso una pequeña laguna en la que manejar barquitas a pedales. La zona interior se concibió como un espacio familiar en el que disfrutar los días de lluvia, algo que hay que tener en cuenta siempre que se diseñe un parque de este tipo en Galicia.
Hasta el año 2000, Pluton Park no contaba con la prometida montaña rusa, fue con el traslado del Looping Star desde el Parque de Atracciones de Madrid cuando se instaló una de las atracciones más grandes de Europa. Casi seiscientos metros de recorrido, veinticinco metros de desnivel y un looping aseguraban la adrenalina. El trato se firmaba con los casi 80 km/h que podía alcanzar su único vagón: el recorrido se hacía por completo en un minuto y veinte segundos.
El peaje de la inversión inicial
Los problemas de Pluton Park no se hicieron esperar mucho, pues la enorme inversión inicial estaba tardando más de lo esperado en recuperarse. Aquel desembolso, en el que participó la sociedad de capital riesgo Vigo Activo (participada por Zona Franca de Vigo, la Cámara de Comercio y Abanca), no solo no se recuperó, sino que endeudó a todos los que participaron.
De las 700.000 visitas esperadas anualmente apenas se llegaba a las 70.000, aunque nunca se supo muy bien por qué el público no llegaba al parque. La entrada, a 2.000 pesetas por persona (12 euros), pudo ser una de las razones por las que la afluencia de gente no fuese la esperada: en en año 1997, el Parque de Atracciones de Madrid tenía una entrada única de 1.800 pesetas, que ya se consideraba cara para lo que ofrecía el espacio. Isla Mágica, en Sevilla, costaba 3.100 pesetas; el enorme Port Aventura, en Tarragona, 4.000 pesetas. El Tibidabo, en Barcelona, se asemejaba en precio a Pluton Park con 2.100 pesetas, aunque sus 70.000 metros cuadrados albergaban ya muchas más atracciones que el parque vigués.
Fuera por lo que fuese, en abril de 1999 la junta directiva de Pluton Park anunciaba que acarreaban ya pérdidas de más de 31 millones de pesetas, lo que obligaba a reducir de manera importante el capital de la sociedad. Solo tres años después, en julio de 2002, el parque se vio obligado a cerrar permanentemente sus puertas, arrancando de las manos a toda una generación de vigueses con el sueño de un gran parque de atracciones en la ciudad.
El que era en aquel momento presidente del Celta, Horacio Gómez, fue quien compró aquellos terrenos, en los que todavía hoy se encuentra la empresa de distribución de bebidas Disgobe, S.A. Los medios de la época cuentan que la deuda contraída por Pluton Park se saldó en aquella misma compra, pues Gómez se comprometió a pagar las pérdidas, aunque esta información nunca se llegaría a confirmar.