Imaginar tu propia ciudad desde fuera siempre es un ejercicio interesante. ¿Qué pensará alguien extranjero al ver el dinoseto o el Sireno? ¿Cuáles serán sus lugares predilectos? Cada año llegan a Vigo, según la presidenta de la delegación viguesa de ESN, Alicia Caamaño, entre 300 y 400 jóvenes dispuestos a vivir su Erasmus. ¿Qué les ha traído a este destino? ¿Qué piensan ellos de la ciudad?
Por qué Vigo
Puede que la villa olívica no sea la primera opción al pensar en un Erasmus, no es Varsovia o Bolonia, algunos de los destinos más típicos. Alicia Caamaño, presidenta de Erasmus Student Network (ESN), cuenta que en este último curso, alterado por la pandemia, la mayoría de recién llegados provinieron de Francia o Italia, países vecinos. Antes, era muy común recibir a estudiantes mexicanos, estadounidenses e incluso de países como Turquía o Kazajistán.
Los estudiantes extranjeros que aterrizan en Vigo lo hacen por diversas causas. La presidenta de ESN confiesa que es cierto que muchos llegan aquí no por el interés en la propia localidad, sino por querer ir a algún sitio de España. La costa gallega también determina la elección. Los que viven su intercambio en la ciudad olívica acaban prendados de ella, sobre todo de las playas: "Les encanta Samil, van muchísimo, y les encanta hacer surf, están en Patos todo el invierno".
Por supuesto, los tópicos gastronómicos están presentes en la percepción de los estudiantes internacionales. La comida, el licor café y la Estrella Galicia (para ellos, símbolo del Erasmus, dice Caamaño) son algunos de los iconos de la experiencia.
Ricardo Cruz, de Oporto, cuenta que eligió la ciudad "porque no tenía otra alternativa". El esloveno Ferdin Shotani también escogió Vigo de forma algo aleatoria, aunque uno de los motivos principales fue la oferta de cursos para practicar inglés que se organizaban.
Los idiomas también fueron determinantes para Anna Kudryavtseva, natural de la ciudad de Almaty (Kazajistán). La joven adora conocer otras culturas y estudiaba español como lengua adicional en su universidad. Fue un profesor quien le recomendó Vigo como destino Erasmus por "su buena facultad de filología", y al investigar un poco más, descubrió una ciudad cerca del mar, tranquila, y con un buen abanico de actividades para alumnos de intercambio. Ya no tuvo dudas para solicitar la plaza.
Los tres estudiantes estuvieron la mitad del curso en Vigo. Ferdin y Anna en 2019 (ella se marchó en enero de 2020), y Ricardo en 2020 (abandonando la ciudad en verano). Cada uno se dedicaba a un campo de conocimiento diferente: el esloveno estudiaba Ingeniería, el portugués Economía y Anna Traducción. Todos ellos comparten el buen recuerdo de su experiencia Erasmus.
Una vida nueva en una ciudad "tranquila"
Ninguno de los Erasmus se arrepiente de haber elegido Vigo. El ambiente de la ciudad costera, tranquilo pero cargado de vida, fue uno de los rasgos de Vigo que enamoró a la kazaja Anna, quien asegura que encontró allí un segundo hogar. "Una universidad alucinante, gente hospitalaria, una atmósfera de fiesta alegre pero chill, sin estrés las 24 horas del día…Incluso el tiempo estaba bien para mí, pues por ejemplo ahora en Almaty hace más de 38º", comenta.
"Daba igual el lugar de Vigo en el que estuviera, siempre me sentía segura", dice Anna. Vivía en Plaza América junto a otras chicas kazajas. Por la misma zona vivía Ricardo Cruz con otro compañero portugués y un chico italiano. Ferdin compartía piso en la calle Couto Piñeiro.
Ferdin también destaca los "paisajes" de Vigo, el "ambiente internacional" que se respiraba allí y la calidad de la UVigo, de la que subraya el "alto nivel de inglés de los profesores".
En el caso de Anna, considera que fue muy afortunada al encontrar su apartamento en Vigo: "A día de hoy sigo en contacto con la familia que alquilaba el piso. Fueron muy amables en todo momento y siempre nos ayudaron durante la estancia". Para ella es importante relacionarse con la gente del destino que te acoge. Es muy típico que los estudiantes Erasmus hagan piña entre los que provienen del mismo país, pero para vivir la experiencia al completo, Anna recomienda hacer amistades más allá de esos círculos.
El bar Arco da Vella, un "hogar" para los Erasmus
Por supuesto, como cualquier ciudad Erasmus que se precie, en Vigo hay un local de referencia para los estudiantes extranjeros: el Arco da Vella, una cervecería situada en la calle Churruca.
La discoteca predilecta para los Erasmus es (o más bien, era) Ferré. El esloveno Ferdin la menciona como punto de inicio de las noches de fiesta que hoy quedan tan lejanas. Tras ese local, la ruta se completaba con The Hall, Atlanta o Tokio. En algunos de estos sitios la entrada es gratuita presentando el carnet de ESN (el centro de estudiantes de intercambio), con el que también disfrutan de descuentos en las bebidas.
ESN a disposición de los recién llegados
Erasmus Student Network (ESN) es una red que conecta al alumnado de intercambio en todo el mundo. Su misión es facilitar la integración y el entendimiento entre personas de diferentes culturas, derribando las fronteras que conlleva mudarse a otro país. Es una asociación sin ánimo de lucro, sus integrantes son voluntarios, a menudo estudiantes universitarios, que quieren ayudar a los recién llegados.
Alicia Caamaño, presidenta de ESN Vigo, explica que actualmente actúan en el campus vigués y en Ourense. El pilar fundamental de su actividad es el buddy program, a través del cual asignan un contacto nativo a cada estudiante internacional para guiarlo en sus primeros días: "Le va a buscar al aeropuerto, le ayuda a buscar piso, le enseña la ciudad, le ayuda con el tema del papeleo…".
La delegación viguesa se encarga de la organización de eventos para los estudiantes en la ciudad. La oferta de actividades es amplia y para todos los gustos: rutas de senderismo, visitas a las Cíes, tardes de bolera, juegos de mesa o incluso barranquismo. También en este curso en el que las opciones de ocio se han visto reducidas por la pandemia, el ESN ha impulsado diferentes iniciativas adaptadas para que los Erasmus se sientan como en casa.