Jenny tiene una pasión que reúne todas sus otras aficiones, como calcetar, la fotografía o la ilustración. Todas ellas confluyen en una actividad con un curioso nombre: amigurumi. Esta técnica tiene origen japonés y se ha puesto muy de moda en los últimos años.
Los muñecos amigurumi están hechos de lana o algodón y se tejen con unas agujas parecidas a las de ganchillo. Los resultados son vistosos peluches de aspecto adorable, típicos de la estética japonesa kawaii. Hay amigurumis de todas las formas y colores, pues todo depende de las manos de su creador.
En el caso de Jenny, sus amigurumi representan personajes de conocidas series o películas y animales "achuchables". La creadora comenzó allá por el 2013 a interesarse por esta técnica. "El primer muñeco amigurumi que vi fue en el escaparate de una farmacia", relata, "me encantó y dije Bua, quiero aprender a hacer eso".
Amigurumis y redes sociales
Desde ese hallazgo casual, Jenny comenzó a investigar en Internet qué eran esas creaciones y se introdujo en el mundo amigurumi. Su fuente principal de aprendizaje fueron los vídeos de Youtube, y ahora es ella misma quien graba tutoriales para otras tejedoras en O Recuncho de Jei.
Esta viguesa "de adopción" —es de Cangas, pero lleva años en la ciudad olívica— tiene 34 años y estudió Relaciones Laborales. Las manualidades siempre han sido una pasión, pero nunca se ha dedicado a ello de forma profesional. Actualmente se encuentra desempleada, por lo que focaliza sus esfuerzos en prosperar con sus amigurumis: "Intento dedicarme a esto profesionalmente, estoy buscando empleo pero mientras no surge, estoy a tope con ellos".
Internet y las redes sociales han sido factores decisivos para Jennifer. En Youtube aprendió a tejer; en su perfil de Instagram, con una estética cuidada y hogareña, reúne a más de 25.500 seguidores, y en su tienda de Etsy vende los patrones que ella misma diseña, junto a algún que otro amigurumi. Además, a través de las redes conoció a otras creadoras como la pontevedresa Beeh Sweet.
Para todas las edades
"La mayoría de la gente que te compra son otras tejedoras, entonces lo que más vendo son patrones", explica Jenny al ser preguntada por el público de sus creaciones. Al contrario de lo que podía parecer, gran parte de la clientela de O Recuncho de Jei y sus amigurumi son personas adultas.
Los amigurumi, opina la artesana, pueden funcionar como juguetes para niños pero también como objetos de decoración e incluso como de utilidad. ¿Acaso las cosas bonitas tienen un límite de edad? Jenny afirma que ella misma tiene su casa repleta de estas figuritas —algunas las pone a la venta en Etsy y otras le da pena deshacerse de ellas— y, al mismo tiempo, ya ha regalado una veintena de amigurumis a su sobrino o al hijo de su mejor amiga.
Y es que los amigurumi, como decíamos, pueden adoptar una infinidad de formas; el único límite es la imaginación. A ella le gusta diseñar a partir de sus propias ideas o basándose en ilustraciones que le gustan.
El modelo más demandado de Jei es el llavero de unicornio. Sin embargo, considera que los dos patrones que supusieron un mayor reto de habilidad fueron el cocodrilo Perico y la tortuga Tuá, por el nivel de detalle y la variedad de hilos de colores. "Perico es el del que más orgullosa me siento, me veía incapaz de tejer eso", afirma.
Las ideas de Jennifer son tan infinitas como las posibilidades de creación que le brindan los hilos. Tiene una lista llena de futuros planes y diseños por hacer que no para de aumentar: "Me gustaría hacer a Gilbert y a Diana, de la serie Anne with an E. No por complejidad, pero es una idea que no me quito de la cabeza". Habrá que estar atentos a sus redes sociales para no perderse ni una de sus adorables creaciones.