Irene Rodríguez Araújo es conocida en redes como Irenius o Irenius X, el apodo que encabeza sus perfiles. Tiene 23 años, es de Vigo y es una apasionada del mundo de las manualidades desde que tiene uso de razón. El universo interior de Irene está plagado de seres mitológicos, de fantasías imposibles y un brillo propio de la infancia que se aprecia también en sus ojos a la hora de hablar de sus creaciones.
Irene comenzó en el confinamiento a dedicarle más tiempo a Tik Tok, la archiconocida plataforma de vídeos breves que ha crecido de forma imparable desde el pasado 2020. A día de hoy, la joven viguesa congrega a 3’5 millones de personas en su perfil. Toda una demostración para los escépticos de esta red social de que el arte también tiene su hueco; la clave es saber comunicarlo.
Los inicios
Actualmente Irene es tatuadora, trabaja desde una pequeña sala donde recibe a su propia clientela, que la contacta a través Instagram. También se gana la vida cogiendo encargos artísticos, vendiendo sus ilustraciones o sus piezas de arcilla.
Las manualidades siempre han estado entre los pasatiempos de Irene, pero no han sido siempre la prioridad. Estudió el bachillerato de Humanidades y completó el ciclo superior de Educación Infantil: "Me gustaba trabajar con niños y lo disfruto un montón, pero quiero basar mi carrera en los tatuajes y en lo artístico".
Empezar a enseñar sus creaciones era el siguiente paso orgánico de ese proceso. "Me hice TikTok en 2019, pero subía vídeos muy de vez en cuando. Fue después, en la cuarentena, cuando empecé a subir más vídeos, lo que me iba surgiendo, que no tenía mucho que ver con mi contenido actual", relata Irene.
Los seguidores empezaron a subir poco a poco. Alcanzó los 6.000, una cifra que en aquel momento le parecía increíble, y continuó creando contenido. Recuerda que el primer vídeo que se viralizó fue uno donde salía quitándose unas trenzas. Desde ese momento, la cantidad de personas que se interesaron por su perfil fue en imparable ascenso.
Creatividad sin fin
En los primeros vídeos de manualidades que subió, Irenius mostraba cómo hacía llaveros de alambre con diversas formas. La gente le proponía ideas y ella las recreaba, y eso la incitó a mostrar más facetas de su creatividad donde se sentía aún más segura.
A cada Tik Tok que publicaba, más comentarios recibía de seguidores preguntando si sabía hacer una disciplina u otra, y como creativa inquieta que es, Irene se animaba con las propuestas. Ahora mismo reúne en su perfil cientos de vídeos en los que muestra un sinfín de proyectos: ilustraciones personalizadas, figuras de arcilla de famosos personajes, diseños de tatuajes, sesiones de fotos artísticas y hasta tutoriales de maquillajes profesionales.
Con tanta imaginación, Irene no tiene ni un ápice de miedo a quedarse sin ideas. "Quieras que no, en el mundo del dibujo o de la arcilla hay un sinfín de cosas que hacer si tienes ganas", reflexiona, "Incluso puedes repetirte para ver que has mejorado". Lo que más le podría inquietar a esta joven artista es no ser capaz de plasmar lo que piensa o no mantener el mismo nivel.
El trabajo que hay detrás
Tik Tok no es el trabajo principal de Irene Rodríguez, pero en el momento en el que su perfil empezó a generar interés, la responsabilidad de crear contenido para la red social se torna distinta. La viguesa quiere mantener otras opciones profesionales, a pesar de que le encantaría vivir de su arte.
A pesar de no dedicarse solo a la plataforma, el tiempo que invierte en ella ocupa gran parte de su día. Algunos de sus vídeos más famosos, como los de la serie "Garabatos", donde pide a personas aleatorias de la calle que le dibujen cualquier trazo para convertirlo luego en una elaborada ilustración, son los que menos le cuesta grabar.
"Igual en tres horas tengo el garabato hecho, la cuestión es cuando, por ejemplo, pinto una pared de mi habitación. Puedo estar tres noches o tres tardes pintando", explica la tiktoker, "La arcilla puede ser de cuatro a siete horas moldeando la arcilla y tres horas pintándola, más el tiempo de editar, que es algo más cortito".
Irene confiesa que es un gran esfuerzo, pero que disfruta haciéndolo; lo último que quiere es perder las ganas por crear lo que tanto la apasiona. "Forzarse no está bien. Mis seguidores me decían preferimos que subas menos vídeos y que lo hagas con ganas". Ha interiorizado ese consejo al máximo.
Confianza en una misma
La joven viguesa va camino de los cuatro millones de seguidores, una cifra imponente. La mayoría de su público, nos cuenta, se sitúa entre los 13 y los 18 años.
¿Y cómo se siente con una comunidad virtual tan grande? Irene declara que Tik Tok "no deja de ser una plataforma donde subes vídeos, en el momento en el que dejas el móvil esas cosas no te afectan igual". En el día a día, mantiene los pies sobre la tierra y aprovecha lo positivo de la situación.
"Desde que noté que mi arte aportaba algo a la gente eso me llenó un montón", confiesa. Su carácter perfeccionista le impide muchas veces apreciar como se merece su propio trabajo; sin embargo, sus seguidores han conseguido que crea más en sí misma, valorando sus obras incluso cuando ella no se veía convencida.
"Esto me ha hecho seguir, me ha dado ganas de no parar", afirma Irene con convicción. Tantos ojos puestos en ella podrían hacer flaquear su confianza,; sin embargo, Irene tiene claro desde pequeña que "no hay que dejarse llevar por el miedo" y que, por encima de todo, ella quiere disfrutar.