Galicia es una tierra en la que se mezclan a la perfección el paganismo y el cristianismo, donde todos somos supersticiosos independientemente de que seamos creyentes o no. Las costumbres celtas, romanas o incluso las que venían de rituales de meigas y sacerdotes politeístas han viajado hasta nuestros días en forma de "encomiendas" a santos o leyendas que se quedan en la mera tradición.

Pasadas de generación en generación, la mayoría de las creencias paganas han sobrevivido por superstición y por tradición familiar o de la zona en la que se llevan a cabo. Por ello, aunque muchos ya no crean en los poderes curativos de las piedras o las olas del mar, los gallegos seguimos repitiendo una y otra vez cada leyenda para mantener vivo nuestro meigallo.

Pedir salud en San Juan

En la noite meiga por excelencia hay decenas de tradiciones que libran de maldiciones, resultan curativas o ayudan a dejar atrás todo lo malo. Aunque la más conocida sea la que implica saltar las hogueras, existe una forma más segura y menos trasnochadora de encomendarse a este santo.

Hierba de San Juan. Foto: Shutterstock Shutterstock

La preparación del cacho de San Juan, el agua en la que meteremos el ramo que nos purificará, es además una tradición familiar en muchas ocasiones y resulta un ritual de cohesión que se sigue haciendo entre generaciones en muchos hogares gallegos. Formado principalmente por hierba de San Juan, helecho macho, hinojo, hierba luisa, malva, romero y codeso, el ramo se sumerge en agua toda la noche para conferirle a ésta poderes curativos.

El ramo se dejará toda la noche bajo las estrellas, para que sea bendecido por el orballo de la mañana, y el ritual se hará a primera hora y mirando al sol. Lo único que hay que hacer es lavarse la cara con ese agua y ésta mejorará la piel de quien lo haga y le otorgará salud y una larga vida.

Santa Marta y la resurrección

En el municipio pontevedrés de As Neves se celebra cada verano la fiesta en honor a Santa Marta en la parroquia de Ribarteme. Esta santa, según el Nuevo Testamento, muy cercana a Jesús, le pidió a este que resucitase a su hermano Lázaro, que llevaba cuatro días muerto. Tras concedérselo, Santa Marta se ha convertido en la patrona de los imposibles.

Romería de Santa Marta de Ribarteme, en As Neves (Pontevedra). Foto: Shutterstock Shutterstock

Por esta razón, en Ribarteme se celebraba cada año la llamada Procesión dos Cadaleitos, en la que vecinos del pueblo se ofrecían a la Santa y eran portados en ataúdes por alguna promesa. Los vivos que viajaban en estos féretros pedían la curación de una enfermedad grave para sí mismos o para algún familiar y se decía que Santa Marta lo concedía.

Esta tradición, que tuvo lugar hasta el verano de 2019, ha dejado de celebrarse precisamente por ser claramente pagana, por lo que el cura ha prohibido que se siga haciendo.

En Muxía se cura la lumbalgia

En plena Costa da Morte, donde el mar salvaje rompe contra las rocas, se encuentra el espectacular Santuario de Nosa Señora da Virxe da Barca, en la localidad coruñesa de Muxía. Hasta allí, cuenta la leyenda, llegó la Virgen en una barca de piedra para infundir ánimos al Apóstol Santiago en su camino hasta Compostela.

Son precisamente los restos de la barca de la Virgen los que convierten al templo en un espacio de culto en el que se mezclan a la perfección el cristianismo y el paganismo. Si bien la Pedra de Abalar demuestra si alguien está o no libre de pecado cuando se sube a ella, a la cercana Pedra dos Cadrís se le han otorgado poderes curativos.

Una persona pasa bajo la Pedra dos Cadrís, en Muxía, para curar su dolor de espalda. Foto: Shutterstock Concello de Muxía

Cuentan que para aliviar los dolores de espalda ha de pasarse nueve veces bajo esta piedra, que tiene forma de riñón, y mágicamente desaparecerán. También es útil para las dolencias renales y los dolores de cabeza, aunque primero hay que lograr dar las nueve vueltas a gatas bajo la piedra, algo que no parece sencillo.

Dejarse las verrugas en Anceis

La romería de San Bieito de Anceis, que se celebra en la localidad coruñesa de Cambre, tiene lugar en el mes de julio y atrae a cientos de fieles de toda Galicia. El Santo, fundador de la Orden Benedictina y venerado en innumerables lugares, es a quien se le encomiendan las enfermedades de la piel y las dolencias dermatológicas.

Ermita de San Benito de Anceis. Foto: Concello de Cambre Concello de Cambre

Esta es la razón por la que en Anceis se dejan atrás las verrugas, encomendándose a San Benito y pasando por un pequeño ventanuco que hay en uno de los laterales de la iglesia. Además, si se quiere que la curación sea efectiva, se donarán velas, aceite, gallinas o, por supuesto, dinero, y Benito se encargará de que en Anceis se quede cualquier tipo de protuberancia.

Para quedarse embarazada hay que ir a A Lanzada

Una de las playas más largas de las Rías Baixas y la más conocida de la comarca de O Salnés es, sin duda, la playa de A Lanzada. Su larguísimo y blanco arenal es el lugar idóneo para realizar cualquier deporte acuático, lo que hace que haya gente en la playa en cualquier época del año.

Playa de A Lanzada, en Sanxenxo. Shutterstock

No obstante, la playa también es conocida por la Leyenda de las Nueve Olas, un ritual que tiene lugar el último fin de semana de agosto. La leyenda, pagana, cuenta que si una mujer consigue completar un baño saltando nueve olas a la medianoche podrá quedarse embarazada.

Adiós al Demonio en Outes

En la ermita de Santo Ourente de Outes, en A Coruña, se celebran misas, romerías y una fiesta en honor a San Campio, pero también se curan maldiciones. El lugar, en el que se mezclan el catolicismo y la magia, se convierte en un punto de peregrinación para los malditos gracias a los dos cruceiros que se encuentran en su exterior.

Iglesia de Santo Ourente. Foto: Concello de Outes Concello de Outes

En San Campio se pedía la curación de enfermedades depositando figuras de cera en el altar, pero también había otra tradición algo menos pública. Aunque ahora se ha perdido, antiguamente se decía que para librarse de las posesiones diabólicas había que dar siete vueltas al rededor de los cruceiros de la ermita cantando "Bota a demo, bota mal cativo que San Campio Bendito che axude. Bota a demo, bota o mal cativo e bica o Santo".

Para que el ritual fuese efectivo por completo, además, había que acercarse hasta la iglesia de la Virgen del Rial y dar allí otras siete vueltas a su cruceiro. Tras esto, se bebían siete sorbos de la fuente y se acababa bebiendo un sorbo del aceite de la lámpara que alumbra a San Campio.

Absorber la sabiduría del Maestro Mateo

Todos los gallegos han visitado alguna vez en la vida la Catedral de Santiago, han conocido sus torres, escuchado sus leyendas y elegido su carrera ideal en el Árbol de la Ciencia de la adyacente rúa do Franco. Lo que ya no han podido hacer todos, tras la restauración del Pórtico de la Gloria, es irse un poco más sabios de la capital de Galicia.

Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Xoán Crespo

El conocido como Santo dos Croques no es otro que el Maestro Mateo, representado en la figura central del parteluz mirando hacia el altar mayor. A él se recurría, si era posible siempre que se visitase la catedral, para darle un croque o un pequeño cabezazo y así absorber un poco de su sabiduría, algo que hacían los peregrinos y los estudiantes de la Universidad de Santiago.

Una buena vida en el más allá visitando San Andrés de Teixido

El santuario de San Andrés de Teixido, en el municipio coruñés de Cedeira, es un sitio de peregrinación obligatorio para todos los gallegos, y no solo por sus increíbles vistas. La leyenda es tan sencilla como que "a San Andrés de Teixido vai de morto o que non foi de vivo": es decir, si no se visita la ermita en vida, se volverá tras haber muerto.

San Andrés de Teixido. Foto: turismo.gal

El problema no es que vayamos a visitar San Andrés transitando hacia el más allá, la verdadera complicación es que lo haremos convertidos en un pequeño animalillo, como puede ser un lagarto. Por ello, es recomendable ir de vivo y así no tener que completar la peregrinación una vez muertos.

Esto se debe al capricho del propio San Andrés, que, enfadado porque muchos peregrinos no terminaban el camino después de llegar a Santiago y no visitaban su santuario, pidió al Apóstol que intercediese y los obligase de algún modo a ir a Cedeira. "A partir de hoy nadie entrará en el reino de los cielos sin haberte visitado, y si no se acercan en vida tendrán que hacerlo de muertos", respondió Santiago, por lo que ahora cualquier peregrino tiene la obligación, en esta vida o en la otra, de visitar San Andrés de Teixido.