Desde el 2010, una campaña con sello vigués trabaja para que ningún niño se quede sin juguetes en Navidad. A lo largo de estos años, la iniciativa "Cada niño un juguete" ha repartido más de 72.000 juguetes por Vigo, Galicia y España, pero todavía no cuentan con un local en el que almacenar todos los regalos con los que se despertarán las sonrisas de miles de niños.
Una iniciativa privada a cargo de la Asociación Stop, de la que es presidente Carlos Leiro, impulsor de esta campaña, tras el fallecimiento de Ángel Jesús Muñiz Rodríguez. Todo empezó porque encontraron un nicho de solidaridad: "No había ninguna campaña de recogida de juguetes", explica Leiro a Treintayseis. Aquel primer año, 2010, lograron a dos padrinos de excepción, los ex jugadores del Celta Michel Salgado y Gustavo López, y se repartieron 917 juguetes.
A partir del siguiente año, comenzaron con la rotación de padrinos y madrinas, y hoy son ya más de 70 caras conocidas las que respaldan esta recogida solidaria, que ha ido creciendo año a año en cantidad. Por ejemplo, de 2014 a 2015 pasaron de recopilar 1.569 juguetes a más de 4.700, tres veces más en solo un año. El siguiente gran empujón llegó de 2018 a 2019, saltando de 7.598 a 13.813. Además, en 2016 fue nominada en 2016 para los premios Influence Awards que organiza Influecity en el apartado Mejor Campaña.
Sin lugar donde almacenar los juguetes
Una labor que han llevado a cabo, más allá de los rostros famosos, apoyados por empresas y negocios locales que aportan "lo que pueden", aunque Leiro destaca que no necesitan mucho dinero en metálico, más allá que el de sufragar los gastos destinados a envolver cada uno de los regalos, pero sí lamenta la dificultad de encontrar un lugar donde almacenar todo ese material que van recibiendo desde noviembre hasta enero.
Desde el Concello de Vigo no han encontrado respuesta a sus peticiones, y la Xunta ha terminado por ofrecerle un espacio un par de años. "El problema para que nos cedan una nave, aunque pague la Xunta, es que el pago se realiza meses después, así que tiene que ser alguien que no tenga esa necesidad de cobrar al momento", explica Carlos; una cesión de poco más de dos meses: desde el 1 de noviembre que comienza la recogida hasta pasada la noche de Reyes. El riesgo es real, ya que si no consiguen un lugar de almacenaje, la campaña se tendría que cancelar.
En algunos casos, el dinero ha salido de los bolsillos de los propios voluntarios para alquilar una nave, pero es un dinero que se queda sin ir destinado a la compra de juguetes nuevos. Y es que la distribución consiste en un juguete nuevo y dos usados para cada niño. "A veces, jugueterías que cierran nos ofrecen a buen precio su stock, así les ayudamos a liquidarlo y a nosotros nos ayudan con un buen precio", matiza.
Solidaridad en tiempos de pandemia y volcanes
Cancelar la campaña sería una derrota que no consiguió el coronavirus: "En año de pandemia, fuimos los únicos que hicimos campaña, recogiendo bolsas de juguetes en las casas, desinfectando cada uno de ellos. Gracias a nosotros, muchas familias tuvieron juguetes", celebra, además de destacar que ninguno de los voluntarios cayeron enfermos por culpa del virus.
Este es, además, un año en el que, según sus previsiones, la cantidad recogida estará cerca de los 17.000 juguetes, en base al crecimiento que experimentan cada año. Y esto, a pesar de que no encuentran colaboración por parte de grandes superficies, incluso importantes fabricantes de juguetes, ya que les consideran "competencia". "Yo trato de explicarles que no es así, que a la gente a la que van estos juguetes no pueden comprarlos, de ahí la campaña", esgrime Carlos.
Para recaudar han contado con el apoyo en anteriores años, y este están seguros de que también, del Centro Comercial Gran Vía, además de la ayuda de la asociación de taxistas Élite Taxi, que todos los años se encargan de manera totalmente solidaria de recoger en los puntos instalados los juguetes donados en varios establecimientos.
Los juguetes están destinados a aquellas familias que presenten la cartilla del paro y que puedan desplazarse hasta el punto de reparto, unas 2.5000. Pero los juguetes no son solo para Vigo, sino que también se distribuyen por otros puntos de Galicia y, el año pasado, destinaron 1.500 juguetes nuevos para los niños de la isla de La Palma, tras sufrir la tragedia de un volcán activo cuya lava acabó con muchas esperanzas. No siempre es posible atender a las peticiones del exterior, ya que el gasto de transporte de los juguetes es caro, y muchas asociaciones que han solicitado su ayuda no pueden asumirlos.
A menos de dos semanas, la campaña "Cada niño un juguete" está en el aire; la necesidad de encontrar un local con cabida para los miles de regalos que se repartirán en enero es urgente y el tiempo apremia. En el horizonte, otras tantas miles de sonrisas que esperan poder disfrutar de una mañana del seis de enero con sorpresas y la espera inquieta de lograr ese espacio para una iniciativa tan necesaria. Así lo dicen los números, a nivel local y autonómico, según la Tasa de riesgo de pobreza o exclusión social del año 2020 publicada por el Instituto Galego de Estadística a finales de 2021: el 19,51% de la población de Galicia está en riesgo de pobreza o exclusión social y el 24,40% de los menores de 16 años; en Vigo, las cifras generales son del 13,82% y los menores de 16 años, del 17,28%.