La fiebre por la Navidad en la ciudad de los 11,5 millones de leds no sólo afecta a la zona más céntrica. En Vigo cada vez son más los vecinos que se esmeran en mostrar la mejor decoración para estas fechas, y, para comprobar ésto, tan solo hace falta darse un paseo por la ciudad y fijarse en sus edificios.

Pero hay un barrio, Castrelos, que ha ido mucho más allá en estos últimos ocho años. Se trata, concretamente, del medio centenar de viviendas que se extienden a lo largo de la Urbanización Finca dos Aires -en las calles Francisco Rey Rivero y Francisco De Sales- y que, estos días, brillan tanto o más que muchos de los decorados instalados entre García Barbón y Policarpo Sanz.

Óscar, uno de los vecinos participantes, confiesa que "nos vinimos un poco arriba". Y es que este entorno, ubicado a escasos 400 metros del Centro Comercial Gran Vía de Vigo, se ha convertido en un punto más de atracción turística dentro del conjunto de escenarios que conforman la ciudad de las luces: "Viene muchísima gente de fuera a ver nuestras calles", cuenta Óscar. "Tenemos muy buena relación entre los que vivimos en la zona de arriba y los de la zona de abajo, por decirlo así, y a todos nos gusta mucho este tema de la iluminación navideña", añade.

El propio regidor de Vigo, Abel Caballero, acudió este pasado fin de semana al "encendido oficial" de las luces de la Finca dos Aires. Días antes, todos los participantes celebraron una "chocolatada" para homenajear el trabajo realizado: Entre otros elementos, se pueden contemplar abetos, trineos, renos, cajas de regalo, y miles de luces led. "En mi casa se superan las 60.000 lámparas", matiza Óscar. "Incluso, tuvimos que hacer una instalación eléctrica con un cuadro eléctrico específico para evitar problemas. Disfrutar sí, pero seguridad, ante todo", añade.

Muchos de los vecinos comenzaron con la instalación, casi antes, incluso, que el propio Concello de Vigo: En el mes de octubre. "A veces montaba y desmontaba si no me gustaba. No me gusta montar las luces sin seguir una simetría", confiesa el vecino. "Muchos objetos decorativos de los que usamos vienen desde fuera porque no se encuentran fácilmente. Solo para el perímetro del muro usé 1.200 lámparas", concluye.

Los vecinos se muestran contentos con la repercusión obtenida y, aunque saben que la factura de la luz será mayor estas Navidades que el resto del año, no renuncian a poner su granito de arena para que la emoción y la magia de estas semanas se siga contagiando barrio a barrio.