Oculto entre los valles del lado portugués del río Miño, se alza una torre románica de piedra que mandó construir el primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, el siglo XII y que fue el principal punto estratégico militar del Alto Minho y un símbolo de su autoridad frente a Galicia. Es la Torre de Melgaço, situada en el municipio más al norte del país vecino y a una hora escasa en coche desde Vigo.

Perteneciente al distrito de Viana do Castelo, Melgaço tiene una historia que se remonta al Neolítico, tiene edificaciones románicas, disfruta de un vino Albarinho obligado de probar y se ha convertido en el lugar perfecto para los amantes de la naturaleza, con el Parque Nacional da Peneda-Gerês, y para los que gustan de deportes vinculados a la naturaleza y a la adrenalina.

El municipio de Melgaço es, en resumen, un destino perfecto para una escapada, ya que ofrece posibilidades tanto para disfrutar en una ida y vuelta desde Vigo en el mismo día o aprovechar la estancia durante más tiempo.

Castillo de Melgaço

Castillo de Melgaço. Foto: Susana Luzir / Shutterstock.com

El Castillo de Melgaço se encuentra a una altura de 190 metros y es el lugar más más alto de la villa. Construido en el siglo XII por orden de D. Alonso Henriques para defender la frontera del Alto Minho, hoy es un monumento nacional de visita obligada.

Además, en el interior de sus murallas se encuentra un centro museológico que permite conocer en profundidad la historia y el patrimonio del municipio.

El estilo románico de la villa, encabezada por la torre y por sus calles estrechas y empedradas, permite también visitar varias iglesias que convierten a Melgaço en un destino de turismo cultural.

Castro Laboreiro

Castro Laboreiro. Foto: Shutterstock

Del románico al Neolítico en unos kilómetros. El municipio de Melgaço ofrece, dentro del Parque Nacional de Peneda-Gerês, la posibilidad de visitar Castro Laboreiro, situado en la falda de un rocoso de 1034 metros donde, en lo más alto, se situó un poblado castrexo en el VI a.C. Posteriormente, el poblado amurallado desapareció por la construcción de una fortaleza medieval del siglo X, del que se conservan las murallas exteriores y el recinto interior.

Además, en Castro Laboreiro se puede visitar la Iglesia Matriz, que tiene elementos prerrománicos y góticos, además de la huella de las reformas con influencias gallegas que sufrió a lo largo de los siglos. También, a lo largo del territorio se encuentran puentes románicos que se conservan en un estado casi perfecto. Existe una ruta propia, la Ruta de los 6 puentes.

Pasadizo en la frontera

En Cevide, una aldea perteneciente al municipio de Melgaço, existe una curiosa atracción turística, y es la posibilidad de cruzar la frontera entre Galicia y Portugal por pasadizos en pleno bosque.

Se trata de una ruta de pasadizos de madera que atraviesan el río Troncoso-Barxas, se pierden en el bosque y conectan con las orillas del Miño. Durante el espectacular recorrido se puede traspasar la frontera entre España y Portugal por un original túnel.

Museo del Cine

Museo del Cine de Melgaço. Foto: mdocfestival.pt

En 2005, la colección de un francés llamado Jean Loup Passek sirvió para abrir en un edificio del siglo XIX un museo dedicado al cine, y que fue uno de los primeros de este tipo en Portugal. De pequeño tamaño y situado en el centro de la villa, sus muestras beben directamente de una amplia colección, con más de 600.000 fotografías de actores y actrices de los siglos XIX y XX, de rodajes de clásicos del celuloide y 5.000 carteles de los grandes estrenos. La magnitud del archivo hace que las muestras roten durante el año.

Passek había sido director del departamento de cine del Centro Georges Pompidou de París y del Festival de Cine de La Rochelle; tras instalarse en Melgaço, cuando falleció cedió toda la colección al municipio.

Termas

Termas de Melgaço. Foto: Shutterstock

Situadas en plena naturaleza, las Termas de Melgaço están compuesta por los manantiales Fonte Principal y Fonte Nova, además del taller de embotellado y del Balneario en sí, dispone de un edificio monumental, el Buvette, construido a principios del siglo XX y era el lugar donde se daban los primeros tratamientos termales.

Las propiedades de sus aguas se descubrieron en 1884 y un año después comenzaron a embotellarse las botellas y en 1889 se solicitó la licencia para su aplicación terapéutica.

Bodegas

Quintas de Melgaço. Foto: Quintas de Melgaço

El enoturismo también tiene un hueco en este municipio portugués, donde se elaboran vinos de alta calidad, especialmente el Albarinho, que destaca entre las diversas uvas cultivadas en la región. Vinos blancos elegantes y aromáticos con notas cítricas y florales son los grandes protagonistas de la zona.

Existen múltiples bodegas en el entorno de la villa en las que se puede disfrutar de catas y visitas para conocer cómo se elaboran estos vinos.

Deporte y naturaleza

Rafting en el río Miño. Foto: melgacoww

Melgaço ofrece también naturaleza, agua y emociones fuertes. Gracias al caudaloso río Miño, el rafting, el descenso de sus aguas enfrentándose a corrientes y rápidos, es una de las actividades más destacadas que se oferta durante todo el año.

El río también permite otros deportes, como el hidrospeed, que consiste en descender el caudal con un traje de neopreno y una tabla; y el piragüismo, una actividad más tranquila que permite disfrutar del paisaje a ambos lados del Miño.

Lo escarpado del paisaje también ofrece la posibilidad de practicar barranquismo, donde se combina la natación con el senderismo, el rápel y la escalada siguiendo el curso del río.