Su conjunto de hórreos y cruceiros conforma su seña de identidad y le hace de sobra conocido fuera de las fronteras gallegas. Y es que, a la hora de retroceder en el tiempo para buscar el origen de los pueblos que hoy en día conforman la impresionante geografía gallega, uno de los más antiguos -cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico y Sitio Histórico para acreditarlo- es también uno de los más bonitos -por atributos objetivos y por ocupar siempre los primeros puestos en este tipo de rankings-.
Hablamos de Combarro, la famosa parroquia del Concello de Poio -municipio con algo más de 17.297 habitantes y perteneciente a la Provincia de Pontevedra- y uno de los enclaves turísticos de referencia en Galicia. Hasta no hace mucho -principios del Siglo XX-, Combarro, que también destaca por su iglesia parroquial, era un municipio independiente. Su historia estuvo ligada en parte y desde el Siglo XII, al Monasterio de San Xoán de Poio.
Este pequeño rincón gallego no falla en la recopilación que, de manera frecuente, realizan revistas especializadas como Viajes National Geographic. Precisamente, recientemente la publicación volvió a incluir al pueblo marinero en el listado de los 100 más bonitos de España. Allí, es posible degustar platos tan típicos como zamburiñas, mejillones o almejas, tratando de ubicar la línea que separa a los antiguos hórreos de las olas del mar.
Combarro es también, desde el año 2019, Pueblo mágico de España, por los mismos motivos: Sus 60 hórreos a pie de playa, su casco histórico lleno de cruceiros y su oferta gastronómica.
Arte y arquitectura singulares
Desde el Concello de Poio remarcan que los hórreos eran en tiempos almacenes de cereal colocados sobre pilares para evitar la humedad y los roedores en las recolecciones. Están construidos con pieda y madera y reciben el nombre de palleiras, existiendo en la parroquia más de medio centenar.
Al anterior encanto se le suma, además de los cruceros de granito -levantados entre los siglos XVIII y XX- la belleza de las casas marineras del lugar, otro indicativo de su antigua historia y su legado etnográfico para Galicia. La parte inferior de estas construcciones se reservaba al almacén de aparatos de pesca y labranza