El el concello pontevedrés de A Lama, una de sus parroquias, San Sebastián de Covelo, guarda un lugar que impresiona a primera vista. Se trata de Laxedo, una pequeña aldea en la que las casas tienen en sus fachadas unos curiosos relieves.
Allí nació Manuel Barreiro Cabanelas, hijo de un cantero, que a los 16 años se embarcó a Brasil; cuentan que fue a pie hasta Lisboa. Era el último tercio del siglo XIX, y trabajando como lotero en el país carioca, tuvo la suerte de ganar un gran premio de la lotería e hizo fortuna en Río de Janeiro en el negocio inmobiliario, también en la moda y en hostelería.
A su regreso, el conocido como Conde de Cabanelas se convirtió en un filántropo que dio mucho dinero a diferentes obras, pero la más especial fue lo que hizo en su propio lugar de nacimiento. Lo repobló ofreciendo casa y dinero a todo el que se trasladase allí a vivir y decoró las fachadas de las viviendas con relieves de diferente simbología.
Se conoce que formó parte de un club llamado Os Fenianos, pero no se sabe a ciencia cierta si llegó a pertenecer a los masones, un secreto que se quedará sin resolver.
Hoy, la plaza de Laxedo está gobernada por una estatua al Conde de Cabanelas en homenaje a su labor de filantropía y de embellecimiento del lugar.
Restos arqueológicos y una puerta al más allá
En la zona de A Lama destaca por sus vestigios prehistóricos. Cuenta con restos arqueológicos como las mámoas de Portela da Cruz, O Seixo, O Suido, y Antas, que demuestran que estuvo habitada desde el año 4.000 a. de C. También tiene grabados rupestres en Chan do Campo, Outeiro Seixiño, Val do Gato, y Laxa das Puzas.
En un entorno de naturaleza en todo su esplendor, destaca la sierra de O Cando, donde está el monte de O Seixo, considerada como mágica. Allí se encuentra la piedra Portalén, que cuenta la leyenda que da acceso al más allá y se abre cada 1 de noviembre, día de difuntos. Para no quedar atrapados en el otro mundo, hay que cruzarla de norte a sur y retornar a la inversa.
La sierra cuenta con unas espectaculares vistas, que se aprecian de manera más completa en el mirador de las tres rías, desde donde se pueden divisar las rías de Arousa, Pontevedra y Vigo, y en días despejados se llega a diferenciar las islas Cíes y el puente de Rande.
Al norte y al este de A Lama también se puede disfrutar de dos playas fluviales; al norte, la del río Verdugo, y al este, la de A Calzada, muy populares en verano para cobatir el calor.