Hablar de una puesta de sol en Vigo es hacerlo de un espectáculo al que los vigueses ya estamos acostumbrados, pero que nunca deja de sorprendernos. Y es que en la ciudad hay todo tipo de lugares para poder disfrutar de cómo el atardecer tiñe el cielo de rojizo.
En el propio centro está el Paseo de Alfonso, con una gran vista panorámica de la ría; a las afueras, en la playa de Samil se puede disfrutar de uno de los más impresionantes; en la otra punta de la ciudad, en el monte de A Guía, desde lo alto; también en otro monte, en O Castro.
Son algunas de las múltiples opciones que ofrece Vigo y que tienen un punto en común: las islas Cíes. Detrás de ellas, el sol se va escondiendo, como si fuesen las guardianas de la luz, al igual que lo son de las mareas. Es allí, precisamente, donde se puede disfrutar de la mejor puesta de sol de Vigo.
Desde un trono privilegiado
En la isla de Monte Agudo, concretamente, que está coronada por el Alto do Príncipe. Allí, además, la naturaleza ha dotado al visitante de una formación rocosa que permite asomarse a la inmensidad del océano Atlántico, como un balcón tallado en piedra sobre el que recostar la espalda: es la Silla de la Reina.
A diferencia de las puestas de sol que ofrecen la urbe y sus playas, en las que el horizonte está marcado por las islas Cíes, una postal clásica, el Alto do Príncipe ofrece una vista limpia y pura, distinta a la que acostumbra a ver el vigués.
Además, para llegar hasta este lugar existe una ruta marcada. Se trata de un sendero natural que asciende al alto de Monte Agudo; es de poca dificultad y la más corta que se ofrece en las Cíes.
El punto de partida es la caseta de información cercana al muelle; allí, hay que girar a la derecha por la pista que lleva a la playa de Figueiras, para después tomar rumbo a la izquierda y comenzar a ascender hasta el Alto de O Príncipe, con sus increíbles vistas a los acantilados. Además, desde allí también se puede observar la numerosa colonia de gaviotas patiamarillas que anida en el lugar.