Como cada mes de septiembre, las orcas y ballenas han llegado a la costa gallega, dejando impresionantes imágenes que sorprenden a muchos navegantes de las Rías Baixas. Este pasado fin de semana, sin ir más lejos, un grupo de orcas se dejó ver frente a la costa pontevedresa, asombrando a varios turistas a bordo de una naviera que viajaba a la isla de Ons y que pudo ver cómo los grandes cetáceos salían a la superficie durante un rato. 

La disponibilidad de alimento hacia el final del verano, sin duda, es la gran culpable de que los mamíferos marinos visiten Galicia, algo que hacen cada temporada. Este año, no obstante, se ha podido ver un cambio en el comportamiento de estos grandes animales, que ya no han interactuado tanto con las embarcaciones como en los periodos precedentes. 

Desde la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), explican que este cambio en el comportamiento de las orcas se debe a que este verano han migrado "en grupos separados", por lo que no han tenido problemas con los navegantes. Alfredo López, portavoz de la organización, explica que "este año se han visto ballenas y orcas relativamente cerca en el tiempo porque estas últimas comen atún, que a su vez se alimenta de krill, al igual que las ballenas".

Más allá de las similitudes en los movimientos migratorios de las ballenas y las orcas, este verano navegantes y turistas han podido ver más claramente a grupos de orcas, como es el caso del liderado por la 'abuela Toñi', cuyas compañeras fueron identificadas hace unos días en la ría de Arousa. "Este año han llegado muy separadas, organizadas en varios grupos que se desplazan como siempre entre el estrecho de Gibraltar y el golfo de Vizcaya", explica López. 

Menos incidentes con embarcaciones

El portavoz del Cemma, además, aclara que esta es también la razón por la que no se han registrado tantas interacciones con veleros como el pasado verano. "Suponemos que están más ocupadas y también que se han encontrado menos barcos, por lo que es normal que también hayan disminuido los incidentes", aclara. 

El pasado verano, tras varios "ataques" a embarcaciones (principalmente veleros con grandes timones) en la costa gallega, desde el Cemma habían aclarado que las orcas "no son animales agresivos ni rencorosos. Aunque rompan algo, su actitud no es en absoluto agresiva. Lo que pasa es que son brutas, grandes y al tocar las cosas las mueven y se rompen". Lo que no han sido capaces de determinar todavía es si los acercamientos se producen a propósito, porque los animales se acercan "por diversión" o de forma accidental. 

La migración, que recorre los miles de kilómetros de costa que bordean la mitad oeste de la Península Ibérica, tiene una duración indeterminada, que depende de la disponibilidad del alimento en estas zonas. "Lo que sí sabemos es que hay 35 ejemplares que realizan este patrón migratorio de sur a norte y que se han observado ocho de los animales que tenemos identificados este último verano", explica Alfredo López. Entre ellos, se encuentran en la costa gallega estos días los miembros de la familia de la 'abuela Toñi', un grupo de unas 15 orcas lideradas por un ejemplar que destaca por tener un gancho en su aleta y por ser el más mayor.