De antiguo vertedero a paraje de ensueño y futuro parque en las entrañas de Vigo
El inmenso basurero de Zondal cubría una área de alrededor de 10 hectáreas de extensión en la parroquia viguesa de Valadares
Desde Galicia a las Antípodas, existe un precedente bastante notable de parajes contaminados que volvieron a resurgir de sus cenizas como idílicos parques y zonas verdes. Sin ir más lejos, la ciudad herculina alberga en sus entrañas un buen ejemplo de este tipo de transformación: el impresionante Parque de Bens, el antiguo vertedero de A Coruña que se convirtió, tras más de un lustro y una considerable inversión, en uno de los lugares con más encanto de la ciudad. Ahora bien, no necesitamos desplazarnos hasta la metrópolis coruñesa para encontrar otro ejemplo de estas características en Galicia, en este caso en las Rías Baixas. En Vigo, por ejemplo, el antiguo vertedero de Zondal ya empieza a vislumbrar un futuro de semblante similar al de su homónimo del norte.
Lo que antaño eran montañas metálicas, plásticas y de todo tipo de residuos han dado paso a un manto verde sobre el que ahora pastan las vacas y caballos. Durante años este bucólico rincón escondía bajo sus suelos un auténtico polvorín de contaminación: cerca de 150 toneladas de materia orgánica acumuladas a lo largo de más de dos décadas, y cuyo sellado definitivo tuvo lugar en el año 1995. Ahora, el viejo vertedero de Zondal ya puede por fin culminar su metamorfósis y convertirse en un parque, pues se cumple el plazo estipulado (de 30 años) para que este pueda ser utilizado tras aprobarse el PGOM.
Historia de un basurero convertido en zona verde
El inmenso basurero de Zondal cubría una área de alrededor de 10 hectáreas de extensión en la parroquia viguesa de Valadares. Las montañas de mugre y basura que allí se acumulaban miraban con desdén a los paisajes costeros de las Rías Baixas. Al menos así fue hasta mediados de los noventa, cuando el sellado de este auténtico peligro medioambiental fue definitivo. Lo cierto es que ya principios de esta misma década el basurero se encontraba al límite de su capacidad, procesando las 350 toneladas de despercidios que se producían a diario en la ciudad Olívica, de las cuales unas 150 acababan en la incineradora y el resto sobre la superficie.
Además, se trataba también de una zona de alto riesgo, pues se llegaron a registrar numerosos incedios y alguna que otra explosión en los hornos que provocaron que la basura se fuese amontonando cada vez más sobre la tierra. Así, la situación del vertedero de Zondal era cada vez más crítica. En 1994, los vecinos de Valadares levantaron barricadas para impedir el acceso de más camiones. Hubo una carga policial como respuesta a las protestas que se saldó con varios heridos y algún que otro arresto. En Zondal también era habitual toparse con buscadores de basura entre las toneladas de despercidios. Muchos recordarán el trágico suceso que en 1995 se cobró la vida de una de estas chatarreras, la cual falleció aplastada por una máquina que esparcía los desechos. Un par de meses más tarde, entre otros sucesos aislados, las lluvias también causaron severos desprendimientos en la zona que precipitaron una reparación urgente.
A mediados del año 1996, dos tercios del vertedero vigués ya se encontraban cerrados y en fase de reparación. Con todo, las filtraciones producidas seguían tiñiendo de negro los manantiales subterraneos y regatos de la zona. Es por ello que, tras su sellado definitivo y debido al alto volumen y la toxicidad de aquellos residiuos, el espacio ha tenido que esperar más de tres décadas para su total descontaminación.
Un futuro por escribir
En este largo proceso de descontaminación, la naturaleza ha ido recuperando poco a poco el lugar que le correspondía, convirtiendo al antiguo vertedero vigués en el perfecto balcón hacia la bocana de la ría de Vigo y las islas Cíes. Cabe señalar que el entorno se encuentra todavía cercado por una verja que, al menos por ahora, impide el acceso a la explanada. Durante años, en mitad de esta extensa pradera tan sólo se observaba una solitaria caseta con chimenea rodeada por algún que otro animal salvaje. Dicha caseta no era otra cosa que la estanción en la que se quemaba el gas metano fruto de la descomposición de las miles y miles de toneladas de residios que todavía seguían pudriéndose bajo la tierra.
No obstante, a día de hoy ya no queda ni un sólo rincón de suelo contaminado en el antiguo basurero de Zondal, según aseguró la Consellería de Medio Ambiente en un informe sobre el Plan General de Ordenación Municipal. En el mismo informe, Medio Ambiente también da luz verde a la reutilización del espacio al cumplirse el plazo exigido y las condiciones para ello. El Concello de Vigo deberá formalizar una serie de medidas y acciones si quiere llevar a cabo el desarrollo de un posible futuro proyecto que garantice la protección del ambiente y la seguridad y salud de la ciudadanía, entre las que destaca la realización de un estuio geológico para determinar la estabilidad del terreno.