Publicada

Es mejor irse a que te echen. Esa es la idea que refleja el adiós de Moncho Borrajo de los escenarios tras más de 50 años recorriendo España, una vida de "hoteles, pensiones, trenes y coches" de la que se despide con su espectáculo "Se acabó".

El gallego, nacido en Baños de Molgas, en la provincia de Ourense en 1949, confiesa que le fueron llegando "señales" que le anunciaban que era hora de retirarse. "Yo vivo en Tenerife, y la muerte de Mari Carmen (y sus muñecos) me afectó mucho, porque vivía tres casas más abajo que yo; después, murió Arévalo y yo sufrí una caída y me abrí la cabeza; me dieron 14 puntos", enumera Borrajo entre sus razones. 

"Nunca he sido consciente de mi edad porque no tengo una referencia directa de hacerme mayor, al no tener hijos ni sobrinos. Cumpliré en Navidad 75 años, pero a mí me parece que tengo 40", confiesa entre risas a este medio.

"He tenido una carrera magnífica y puedo presumir de ello, nunca tuve un bajón, y la despedida está siendo lujo; empecé en Vigo el 14 de enero y tengo programado hasta mayo de 2025. Estoy teniendo ese privilegio de irme con dignidad, era el momento de decir adiós", concluye.

"He tenido una carrera magnífica y puedo presumir de ello, nunca tuve un bajón, y la despedida está siendo lujo"

Moncho Borrajo

"La edad de TikTok"

Además, también lamenta que "las cosas están cambiando mucho en la sociedad" y ahora nos encontramos en la "edad de TikTok: naces, te desarrollas y mueres en 15 minutos", una dictadura de las redes sociales en la que él no quiere caer ni tampoco cae. "Las redes son la venganza del mediocre, esa gente que no tiene vida y que le molesta que tú vivas", explica.

Para Moncho, antes se vivía la censura del franquismo, pero ahora cada persona en las redes es "un fiscal, un censor", algo que es "tremendo". Ese "miedo" a las redes, del que él carece, le convierten en un personaje "incómodo" para muchos, políticamente incorrecto en una época en la que "está de moda que no te puedes meter con nadie".

Difícil de clasificar, Moncho Borrajo sobre el escenario es un artista de variedades que hace de todo: baila, canta, hace reír, hace llorar e interactúa con el público. Esto último, fue uno de los pioneros en España en hacerlo; como le dijo Gila cuando llegó a Madrid en los años 80, rompió los esquemas. Hoy, esa interacción se llama crowd work y es el modus operandi más de moda entre los monologuistas. 

"La mitad de lo que hacen ellos lo hacía yo. En mi época, hacíamos monólogos Gila, Tony Leblanc y yo", reivindica. Presume, además de tener un "tipo de espectáculo inimitable" en el que se juntan la retranca gallega y la traca valenciana. "No soy humorista, soy Moncho Borrajo, un bicho único", sentencia con el sentido del humor que regala en cada frase durante la conversación, en la que es capaz de ir hilando un tema tras otro sin perder el ritmo ni la comicidad. 

"No soy humorista, soy Moncho Borrajo, un bicho único"

Moncho Borrajo

Las entradas para sus tres próximos espectáculos están prácticamente agotadas: este sábado en Pontevedra, el domingo en Ourense y el sábado 23 de noviembre en Ferrol. Cuenta con el favor del público en todo el país, aunque volver a su tierra natal sigue siendo especial. "Que la gente en Galicia me diga Monchiño es un lujo, eso no te lo quita nadie", confiesa al hablar de los premios que no ha recibido; por ejemplo, los MAX de teatro, ya que no considera que "lo suyo" sea teatro. "¿De qué te vale un premio MAX si luego sólo llenas las dos primeras filas?", se pregunta, para añadir que "a veces, no tener premios oficiales es mejor", ya que él tiene el del respeto.

"Me siento muy respetado por la prensa y por la gente y eso es lo que te queda en la vida", afirma contundente. "El cariño de la gente es un lujo", continúa mientras recuerda su actuación en Vigo, donde al final le cantaron el Adiós con el corazón, algo que le emocionó y le hizo llorar sobre el escenario.

Un Moncho Borrajo en estado puro

Moncho Borrajo. Cedida

En "Se acabó", se verá a "un Moncho Borrajo en estado puro", de un lado para el otro del escenario; recupera dos sketches (uno "escatológico" y otro sobre cuando iban al cine a ver películas de Arte y Ensayo), cantará, bailará, pedirá palabras al público, con el que interactuará durante la función e improvisará, "un payaso que se despide de su circo" con una escenografía sencilla y vestuario. 

¿Habrá política en sus chistes? Asegura que muy poca, se mete "con todos" al principio, pero si hablase más, "estaría 6 meses, porque cada día dicen una tontería nueva". 

Borrajo ya tiene pensado su retiro: terminará una novela que está escribiendo, publicará un libro de versos en gallego, que le hacen mantener el contacto con su lengua materna, y seguirá dibujando. "Me caerá alguna gala benéfica, pero será distinto a este no parar de correr en el que he vivido y en el que te pasa de todo".

Además, tratará de darle salida a otra obra que está escribiendo durante esta gira que lleva por título Despedida y cierre. Diario de un adiós, en el que va narrando las sensaciones que va teniendo en cada ciudad que actúa por última vez.