Un parque donde despertar los sentidos de los niños en Marín (Pontevedra)
Toboganes, instrumentos musicales, esculturas, juegos de ingenio… este parque marinense tiene de todo para que los niños (y los no tan niños) disfruten de un día al aire libre
21 noviembre, 2020 06:00La Granja de Briz o Parque de los Sentidos es una finca de algo más de dos hectáreas situada en el casco urbano de Marín. Es un lugar ideal para pasar un día con niños al aire libre y la entrada es gratuita, pues pertenece al Concello.
Desde los monjes hasta los niños
Antes del siglo XIX, esta finca pertenecía a los monjes de Oseira y era conocido como la Granja de la Costa. Aunque a día de hoy el único Monasterio de Oseira que nos suena es el que se encuentra en Cea (Ourense), lo cierto es que la orden que aquí vive tuvo muchas tierras durante la Edad Media. Una de las pertenencias más lucrativas de estos monjes fue la villa de Marín, al completo, y su puerto, mediante el que se surtían de pescado ellos y toda la comarca.
Por eso esta finca era suya, pero la perdieron durante la desamortización de Mendizábal. Roberto Munaiz, que sería alcalde de Marín a mediados del s. XIX, adquirió entonces la finca y la re-bautizó como Villa Paula. No fue hasta 1942 que Ana María Saraiva, descendiente de Munaiz, y su marido Marcelino Briz construyeron un chalé en la propiedad, convirtiendo la finca en la residencia de verano de los Briz. A partir de ese momento, se conocerá a la Granja Briz por la afluencia de las celebridades y la clase alta de la época.
En el año 1999 el Concello de Marín se la compra a los hermanos Briz para convertirla en el espacio que hoy se conoce y abrirlo al público. El consistorio construyó entonces un parque con varios toboganes, una amplísima zona de juegos, instalaciones de escalada para niños, merenderos y un larguísimo etcétera para tener entretenidos a los peques todo el día.
Despertando los cinco sentidos
Con este fin se construyeron las instalaciones del parque, para que niños y no tan niños pudiesen disfrutar de un espacio donde "ejercitar" los cinco sentidos. Además, el espacio está destinado a fines sociales, por lo que el Concello imparte cursos, charlas y talleres de empleo o de servicios sociales, entre otros.
La vista se despierta nada más llegar, pues el espacio es espectacular y el entorno es precioso. Además, se pueden contemplar "esculturas" talladas en los árboles, creadas por Marcos Mariño. Este es el sentido que más despierto tendrán que tener los visitantes para descubrir todos los secretos que esconde la gran finca.
La zona del tacto se distingue porque hay varias texturas y materiales que se pueden tocar e incluso estrujar para identificarlas jugando. La música es la encargada de avisar al oído: xilófonos de madera, carillones metálicos o tambores invitan a crear una curiosa y divertida orquesta.
El olfato es el otro sentido que estará despierto durante toda la visita, pues aunque hay una zona de jardín de aromáticas, lo cierto es que la vegetación y sus olores son grandes protagonistas de este entorno. El quinto sentido, el gusto, es un poco más difícil de utilizar con las restricciones impuestas por la pandemia, pero hay una amplia zona de frutales que antes servía para complementar la merienda.