Galicia está plagada de paisajes extraordinarios y cientos de rincones secretos ―y no tan secretos― desde donde pararse a contemplarlos. En el concello de Meaño, en concreto en la parroquia de Covas (el epicentro de los furanchos en las Rías Baixas), existe una balconada desde la que se puede capturar una panorámica excepcional del valle do Salnés y la ría de Arousa. Hablamos del conocido como mirador de San Cibrán, ubicado a unos 200 metros de altura sobre el nivel del mar, en el límite natural entre las localidades de Meis y Meaño.
Por las laderas de este promontorio discurre el río Chanca, cuya desembocadura se encuentra a la altura de Dena, paraje donde contribuye a la formación de las marismas del Complejo Intermareal Umia-O Grove. El paisaje de la cumbre se completa con los pequeños regatos de Fofán y San Cibrán, que también fluyen por la falda de este monte. Desde este recóndito lugar, las vistas ofrecen todo un recorrido visual que permite descubrir la comarca do Salnés al completo.
Una ventana abierta a la comarca
El mirador de San Cibrán de Covas se sitúa en un punto estratégico que acogió hace siglos la Acrópolis de un antiguo castro celta, aunque a día de hoy en el lugar ya no quedan vestigios ―al menos a la vista― del asentamiento de dicho poblado. El relieve de la zona tan sólo deja a la vista algunas llanuras rodeadas de piedras esparcidas. De hecho, sobre una de estas rocas que miran hacia el oeste podremos observar una curiosa figura grabada que representa a San Cibrán (o San Cipriano, en castellano). Allí se celebra también cada segundo fin de semana de junio una festividad en honor a este santo.
Esta balconada permite a sus visitantes hacer una radiografía completa de la comarca do Salnés, desde sus campos, viñedos y riachuelos hasta las aguas de la extensa costa arousana. El acceso al punto más alto del mirador, que se encuentra rodeado de una enorme balaustrada, se realiza a través de unas escalinatas de piedra. El centro del mismo fue coronado en la década de los 90 por un singular cruceiro, de unos tres metros y medio de altura, obra del escultor modernista Francisco Pazos.
Además de la joya paisajística que supone el mirador de San Cibrán, el entorno ha sido dotado de una pequeña área recreativa con bancos y mesas de piedra, ideal para culminar la jornada tras una caminata en familia hasta la cima. De hecho, una de las sendas ciclistas del centro BTT O Salnés (con sede en el municipio Meis), en concreto el itinerario número 9, asciende hasta este mirador después de un recorrido completo entre zonas como el Castro de Vara o los molinos restaurados del arroyo de Fofán.
Un lugar entre mitos y leyendas
Más allá del espectacular mirador, la cima del monte de San Cibrán se presenta como el escenario de una de las leyendas más conocidas de todo el municipio: el mito de la "trabe de ouro" (la cadena o viga de oro en su versión peninsular). Según cuenta el relato popular, desde este punto en el corazón do Salnés partía un extenso cordón subterráneo, hecho a base de oro y con valor de siete reinados, que uniría los castros celtas más cercanos, así como otros lugares emblemáticos, hasta lo alto de Monte Lobeira, en Vilanova de Arousa. Tal era la creencia en este mito que durante los años treinta del siglo pasado, varios vecinos de la zona llegaron a cavar durante días por todo el entorno en busca de aquel suntuoso tesoro, que para su desgracia, nunca llegó a aparecer.