Natalie Azuaga es artista, aunque ahora se dedica a la organización de eventos y desde hace tan solo tres meses también puede presentarse como la dueña de la Galería Tangram, un espacio polivalente ubicado en la calle Rosalía de Castro, en pleno centro de Pontevedra. El proyecto se presenta con la premisa de hacer del arte algo "siempre inclusivo y de fácil acceso para todas las personas".

¿Pero qué quiere decir eso de inclusivo, un término muy popularizado en nuestros tiempo? Natalie Azuaga define el concepto desde todos los prismas posibles: inclusivo a nivel físico, con unas infraestructuras que permitan el acceso con carritos de bebé, que faciliten el paso a personas con movilidad reducida o necesidades especiales. Inclusivo con la infancia, algo esencial en todo el funcionamiento de Tangram e inclusivo, "obviamente", con el colectivo LGTBI, personas en riesgo de exclusión social y demás disidencias.

La galería es un espacio de puertas abiertas a la creatividad, dispuesto a que el público deje volar su imaginación. La motivación de crearlo, confiesa Natalia, viene de su propio deseo de ver un proyecto similar en Pontevedra, ciudad en la que reside con su marido y su hijo.

Maternidad, conciliación y buscar espacios propios

Instalaciones de Tangram. Fotografías: cedidas

Instalaciones de Tangram. Fotografías: cedidas

"Yo vivía en Vigo, entonces estaba muy involucrada en la escena de la ciudad de músicos, de artistas. Conocía a todo el mundo. Era muy fácil… Cuando eres joven, sales, te tomas un par de copas y conoces a todo el mundo artístico", narra Natalie Azuaga, creadora de la Galería Tangram, "Pero una vez que me vine para Pontevedra y tuve a mi primer hijo, me di cuenta de que me estaba separando, no de lo que era el movimiento artístico, sino de los espacios a los que podía ir".

Azuaga vio cómo la maternidad parecía ser, de pronto, una especie de impedimento que la dejaba fuera de ciertos ambientes, fuera de "poder tener conversaciones de arte, ver arte, conocer a personas interesantes". Tenía claro que sus inquietudes artísticas se mantendrían, por lo que comenzó a visitar con el pequeño espacios como las galerías: "Me encontraba que en todos lados acceder con carritos era imposible".

Por otro lado, cuenta que "en muchos de los espacios donde suele haber buena música o arte, hay mucho estímulo", algo que solía causarle un gran estado de nerviosismo. Ante la ausencia de lugares tranquilos y más accesibles, y fiel a su pasión por la cultura, Natalie emprendió la búsqueda de su propio local en Pontevedra.

Infancia creativa

Interior de la Galería Tangram. Fotografía: cedida

Durante el confinamiento, con un hijo de edad muy reducida obligado a estar entre cuatro paredes, Natalie Azuaga no dudó en poner todo su empeño en idear formas de juego para el pequeño. Por ejemplo, cuenta que le ponía papeles por el suelo para que pudiera pintar con todo el cuerpo o hacían juntos plastilinas naturales. Todas estas cosas comenzaron a picar su curiosidad y la llevaron a investigar sobre pedagogías alternativas en la infancia.

En la Galería Tangram, estos conceptos están muy presentes. Tal y como explica su fundadora, el local pretende ser un sitio donde padres y madres como ella pudieran ir con sus bebés y disfrutar junto a ellos de un entorno artístico y seguro, además de estar abierto para el público general que tenga interés por el arte.

Azuaga está fervientemente en contra de la ‘niñofobia’ que parece estar imponiéndose en ciertos espacios de nuestra sociedad: "El niño comunica a través del arte, a través del canto, a través del baile, a través del papel, a través de la letra, a través de la matemática, a través de todo. Si todo se está comunicando, entonces no hay ninguna razón por la que nuestra sociedad tenga que ser tan discriminatoria".

"El concepto de poder pasar un rato con mi hijo en un atelier haciendo arte, o más bien experimentando arte, y crear un espacio de inclusividad donde la gente puede entrar sin más, para ver arte, para hablar de arte, pero que no se sientan como que es algo elitista", explica Azuaga. Así, detalla que la idea original era abrir una cafetería, no una galería, para que el espacio fuera aún más abierto al público. "Pero obviamente los presupuestos llevan a lo que llevan", suspira, aunque no descarta ese proyecto a futuro.

Talleres, eventos, exposiciones

Por tanto, el espacio de Tangram es completamente polivalente, no solo una galería. "Aquí podíamos traer todo tipo de eventos, todo tipo de cosas, todo tipo de espacios. La gente que quiere venir también puede alquilar el espacio y montar sus cumples o sus fiestas en un ámbito artístico", cuenta la artista.

La programación de Tangram desde su inauguración, que tuvo lugar el 18 de marzo de este año, está plagada de eventos diferentes. Por ejemplo, acogen sesiones de conversación en ingles centradas en el ámbito artístico, talleres infantiles, campamentos de arte y experimentación o sesiones Drink&Draw, donde los asistentes pintan mientras charlan y toman algo.

Asimismo, organizan exposiciones de forma casi mensual. Ya han pasado por Tangram la artista ferrolana Susana Bermejo, el grupo de creadores gallegos Galeoska y el artista multidisciplinar Pablo Ozo. La próxima muestra será la de Lili Algo, que presentará una selección de piezas de distintos formatos bajo el nombre Macarrismo cuqui. Se inaugura este viernes 16 de junio.

La acogida del proyecto ha sido positiva en Pontevedra. "Creo que nuestra ubicación nos atrae mucho a las familias que están aquí en Rosalía. Entonces hay muchísima acogida de los vecinos. Además, son súper simpáticos. Hay algunos que pasan todos los días", reconoce Azuaga. Larga vida pues a proyectos como este, que hacen ciudad y ponen la cultura al alcance de nuestras manos.