Galicia cuenta con numerosas iglesias ubicadas en entornos privilegiados, especialmente frente al mar. Nosa Señora da Barca en Muxía o San Andrés de Teixido en Cedeira son seguramente las dos más famosas, además de los Caminos de Santiago que recorren la costa.
Pero a poco más de 90 minutos de su frontera sur se encuentra una iglesia capaz de competir con ellas en belleza y paisaje. Se trata de la Capela do Senhor da Pedra, en Vilanova de Gaia, a unos pocos kilómetros de Oporto. Un tesoro patrimonial rodeado de leyendas y arropado por las olas del Océano Atlántico.
Cada año, miles de gallegos realizan "escapadas" a esta zona, disfrutando de las empinadas calles de Porto, las playas de Matosinhos o las bodegas de Vila Nova de Gaia. Lo que muchos desconocen es que en esa localidad está uno de los templos más pintorescos del norte de Portugal.
Un templo accesible solo algunas horas del día
Su privilegiada ubicación sobre el granito le hace alzarse desafiante ante el Atlántico pese a no alcanzar los 10 metros de altura. Construida en planta hexagonal en 1686 en un lugar de cultos paganos, destaca por su altar mayor con tallas barrocas y los dos retablos laterales que rodean al Cristo crucificado.
La escalinata de acceso se encuentra a 150 metros del paseo, por lo que es necesario atravesar la arena y las piedras para acceder a ella. Esto provoca que, durante las horas con la marea más alta, sea imposible caminar hacia ella al quedar rodeada por el mar.
Está rodeada por una plataforma y una barandilla de un metro que permite apreciar el romper de las olas contra las rocas ubicadas en sus fachadas oeste y sur, a las que pueden acceder los más atrevidos.
La capilla cuenta con su propia romería en el mes de junio durante tres días en el Domingo de la Santísima Trinidad; siendo uno de los santos más queridos en el área. Cuenta también con una pequeña sacristía, azulejos y otras figuras religiosas.
¿Aparición divina o agradecimiento por un rescate?
Existen numerosas leyendas sobre el origen del recinto y el motivo de su construcción. La primera y más extendida habla de que los habitantes de Gulpilhares deseban construir una ermita en un terreno cercano al arenal. Sin embargo, la aparición de unas luces sobre las rocas -leyenda similar a la de la tumba del Apóstol Santiago- les hicieron cambiar su ubicación.
La otra teoría va en consonancia con lo ocurrido en otros reconocidos templos del país vecino, como es el de Peniche o incluso Nazaré. Un marinero que se encontraba en peligro de muerte en una tempestad prometió levantar un templo a Cristo en el lugar que pisara firme.
La tercera teoría, menos fantasiosa y más acorde a la historia de la iglesia católica, se basaría en el deseo del párroco de esa freguesía de acabar con los ritos paganos que en aquella playa se celebraban. Sin embargo, algunas noches de luna llena este tipo de culto regresa a su lugar original.
Una de las diez mejores playas de Europa
La playa es solo una pequeña porción de los 55 kilómetros continuos de arena que separan la desembocadura del Duero de la ría de Aveiro. Una característica del litoral portugués que da origen a otras playas tan famosas como la de Apúlia en Esposende o la do Forno en Vila Nova do Conde.
Pero la Praia do Senhor da Pedra no solamente destaca por su templo religioso. En 2018, el portal especializado European Best Destinations la eligió como la 10ª mejor playa del continente. El concurso contó con los votos de 10.000 turistas a 280 arenales distintos.
En su entrada encontramos también una alameda de 300 metros de largo con jardines, terrazas, comercios tradicionales, parques infantiles, aparcamiento y la cofradía de pescadores.