El senderismo para conectar con la naturaleza, pero también como fuente de bienestar y práctica terapéutica ―mucho más extendida en zonas de Oriente― ha ido ganando adeptos en los últimos años. Más allá de la evidente faceta deportiva de las rutas al aire libre, estos itinerarios son capaces de aportar numerosos beneficios para la salud de las personas, tanto en términos físicos como a nivel mental o emocional.
En este caso concreto hablamos de los conocidos como "baños de bosque" o "bosques terapéuticos", una excelente vía para combatir los efectos negativos del estrés, la ansiedad o la depresión, entre otros problemas. El término en cuestión tiene su origen en una práctica japonesa y en la palabra Shinrin-Yoku, cuyo significado literal sería: "absorber la atmósfera del bosque" o lo que es lo mismo, disfrutar de estas grandes arboladas a través de todos los sentidos.
En la provincia de Pontevedra podemos encontrar infinidad de lugares donde poder llevar a cabo esta terapia natural: desde una ruta sosegada por los Salóns do Lérez o el Sendero Azul del río Vergudo; a la famosa Senda del Almofrei en Cerdedo-Contobade; el espacio natural de Arco da Vella en Bembrive o Cabo Udra en Bueu; el Bosque de Catasós en Lalín o el Bosque da Picaraña en la localidad de Ponteareas o la muy transitada Ruta da Pedra e da Agua en Meis.
De Japón a España: raíz y evolución
La tendencia de los baños de bosques es una práctica relativamente reciente, ya que para conocer sus orígenes sólo tenemos que remontarse hasta el Japón de los años ochenta. Esta concepción de los bosques como herramientas sanadoras parte de una propuesta firme del Ministerio nipón de Agricultura, Silvicultura y Pesca. El principal objetivo era que la población al completo pudiese combatir los altos niveles de estrés laboral a los que estaban expuestos y disfrutar al mismo tiempo de la naturaleza a través de los sentidos.
En el país asiático, los niveles de fatiga y ansiedad asociados al ámbito laboral son tan elevados que incluso existe un término que define la muerte por exceso de trabajo: karoshi. Este síndrome suele desatarse en personas que conviven con ambientes sumamente competitivos y en los que se les exige un alto grado de producción, entre otros factores. Así que para todos estos esclavos del empleo, estos baños de bosques supusieron mucho más que una vía de escape. De hecho, los médicos incluyen estas prácticas entre sus recomendaciones, junto al ejercicio físico o una dieta equilibrada, para mejorar la salud, el bienestar emocional y las relaciones interpersonales.
Pero, ¿en qué consisten exactamente estas terapias? Este proceso de reconexión consciente con la naturaleza puede llevarse a cabo de la mano de un guía certificado o por cuenta propia, siguiendo una serie de pautas establecidas, ya que en realidad no existe una manera única de realizar estas prácticas. Por lo regular, los expertos prefieren bosques maduros donde las especies superan los 100 años; aunque casi cualquier entorno frondoso y tranquilo puede ser el adecuado, sobre todo cuando entremezclan sendas, claros, zonas húmedas o rocosas, entre otros espacios. En general, estos paseos suelen recorrer apenas 1 o 2 kilómetros, de manera circular durante varias horas, alejados del bullicio y las distracciones.
Es importante realizar las rutas de bosques terapéuticos sumidos en el silencio, poniendo atención a las sensaciones interiores y exteriores mientras se realizan distintas actividades. La idea de estas terapias es sacar a flote el lado más salvaje de uno mismo, mudar los ritmos internos y dejar a un lado los problemas diarios. En las prácticas grupales es habitual poner en valor la experiencia individual de cada uno y establecer un diálogo conjunto para compartir las sensaciones vividas. También, en algunas ocasiones estos baños de bosque guiados suelen terminar con una especie de "ceremonia del té", elaborado a partir de plantas encontradas en el entorno, que permiten integrar la naturaleza en nosotros.
Los bosques terapéuticos de Pontevedra
Esta singular experiencia sensorial es cada vez más practicada dentro de nuestras fronteras. La provincia de Pontevedra ―como otras de Galicia― ha sabido aprovechar su potencial natural para introducir un tipo de turismo vinculado a estas terapias de conexión con el entorno. De hecho, la propia Diputación de Pontevedra llegó a poner en marcha durante los meses de verano un programa público de "Bosques terapéuticos", con un total de unas 13 rutas por espacios naturales de toda la provincia, y que llegó a colgar el cartel de "sold out" de junio a septiembre, con largas listas de espera incluidas.
Estas rutas entremezclan naturaleza, ejercicio, cultura e incluso historia. En el caso de la provincia de Pontevedra, los principales espacios seleccionados para la práctica nipona se ubican en entornos de los municipios de Vigo, Bueu, Fornelos de Montes, Ponteareas, Pontevedra, Ponte Caldelas, Meis, Lalín, Cerdedo-Cotobade, A Guarda y Oia. Además de esta iniciativa pública dirigida a la temporada estival, existen numerosas empresas privadas que ofrecen la oportunidad de experimentar los baños de bosque de una forma dinámica y guiada, en este y otros espacios, a lo largo del año, como Rooteiro, Galicia The Celtic Motherland o Amarelas, entre otras.