Los monasterios son uno de los grandes símbolos del patrimonio milenario gallego. Estos antiguos cenobios se extienden a lo largo y ancho de todo el territorio desde hace siglos, ubicados generalmente en lugares privilegiados apartados del ruido y rodeados de naturaleza. Los monjes solían escoger estos enclaves para poder dedicarse por completo a la vida religiosa y monacal. A pesar del paso del tiempo y el abandono de muchos de estos monasterios, en la actualidad un gran número de estas construcciones se mantienen en pie y conservan una indiscutible riqueza histórica y cultural entre sus muros.
Si bien Ourense es una de las zonas de Galicia donde existe una mayor concentración de templos religiosos, en la provincia de Pontevedra también destacan varios cenobios de gran relevancia ―tanto por su arquitectura como por su historia―, entre ellos el Monasterio de Santa María da Armenteira, en Meis, o Santa María de Oia, municipio ubicado en el litoral meridional de la provincia. Con todo, en esta ocasión vamos realizar un recorrido centrado en la Pontevedra interior: de Aciveiro a Carboeiro para descubrir la historia detrás de ambos templos y el patrimonio monasterial oculto entre las zonas más próximas a las montañas.
Monasterio de Santa María de Aciveiro (Forcarei)
Un tesoro del románico en forma de templo religioso se localiza en el interior de la comarca de Tabeirós-Terra de Montes, entre los límites del municipio de Forcarei y muy próximo a la Serra do Candán. Hablamos del Monasterio de Santa María de Aciveiro, conocido por ser uno de los cenobios más íntimos de Galicia. Su estructura fue construida en el siglo XII por unos monjes benedictinos, si bien en un periodo entre el siglo XII y XIII se estableció entre sus muros la Orden del Císter. Esta mezcla de congregaciones religiosas provocó un estilo arquitectónico muy singular, ya que a simple vista no sigue las directrices propias del estilo cisterciense.
En sus mejores épocas el monasterio llegó a albegar a más de un centenar de frailes dedicados, entre otras actividades, al comercio de hielo que desde las neveras del Candán permitían a la población conservar durante más tiempo sus mercancías perecederas e incluso transportarlas hacia el interior. De hecho es importante destacar que el monasterio se encontraba muy cerca de la antigua vía romana que unía Lucus Augusti con el litoral pontevedrés. El principio del declive del templo religioso llegaría en el siglo XVII a raíz de un devastador incendio. Más tarde, el saqueo del convento por parte del ejército napoléonico en 1809 también contribuiría a su decadencia como conjunto monasterial. El punto y final a siglos de actividad llegaría con la exclaustración producida por las desamortizaciones en el siglo XIX, concretamente en el año 1842.
El Monasterio de Aciveiro está considerado Monumento Histórico Artístico desde 1931 y en la actualidad ha alcanzado asimismo la consideración de Bien de Interés Cultural. Si bien la iglesia parroquial administrando los sacramentos y atendiendo a los feligreses, la parte de de las dependencias monacales ha sido restaurada para acoger un hotel-monumento donde además se llevan a cabo todo tipo de eventos, banquetes de bodas e incluso ceremonias civiles.
Monasterio de Carboeiro (Silleda)
A orillas del río Deza se localiza otra de las joyas monasteriales del interior pontevedrés, escondida en un promontorio entre frondosos bosques y naturaleza autóctona en Silleda. El monasterio de San Lorenzo de Carboeiro conforma una de las mayores representaciones del románico cisterciense de toda Galicia, así como también uno de los monumentos más representativos del arte medieval gallego, con una marcada influencia del románic compostelano presente en la Catedral de Santiago. Según recogen los documentos históricos conocidos, el templo en cuestión hunde sus raíces en los primeros años del siglo X, en una antigua propiedad perteneciente a un ermitaño llamado "Egica". El dominio en cuestión pasaría más tarde a manos de los condes del Deza, Gonzalo Betótez y Teresa Ériz, quienes financiaron la construcción del cenobio siguiendo el estilo típico de la época.
El monasterio pontevedrés vivió su mayor época de esplendor entre los siglos XI y XIII, y al igual que sucedió con otros muchos templos religiosos gallegos, la decadencia de Carboeiro llegaría con la desamortización de Mendizábal llevada a cabo en 1835. El conjunto monacal perdió toda influencia y estatus abacial, llegando a quedar en absoluto abandono y condenado a décadas en ruinas hasta su restauración en la segunda mitad del siglo XX. En la actualidad, el Monasterior de San Lorenzo de Carboeiro es uno de los monumentos y entornos más visitados de la comarca del Deza, llegando a superar la encomiable cifra de 15.000 visitantes anuales.