La localidad de Ponte Sampaio, junto con Arcade en la orilla opuesta, conforman el punto de unión entre el río Verdugo y la ría de Vigo en su camino hacia el océano Atlántico. Este rincón repleto de encanto e historia es conocido por muchos gracias al Camino Portugués a Santiago de Compostela, pues una de las etapas de la transitada ruta lusa da comienzo en esta villa, atravesando su emblemático puente de origen medieval en el que ―según dicen― tuvo lugar la última batalla contra el ejército de Napoleón que libraría a la región gallega de la ocupación francesa durante la Guerra de Independencia. 

Más allá de la riqueza histórica y cultural del municipio, Ponte Sampaio también puede presumir de tener su propio banco con vistas a uno de los mejores atardeceres de la ría de Vigo. Pero no se trata de un asiento cualquiera, sino de un característico banco rosa conocido como el "Banco de Caritaina" y que está emplazado en paraje natural privilegiado sobre una de las laderas montañosas de esta localidad pontevedresa. Desde su instalación a finales del verano de 2020, este gran sillón-mirador se ha convertido en uno de los principales reclamos de la zona a pesar de haber tenido que cambiar de ubicación en alguna que otra ocasión por medidas de seguridad. Si bien en un primer momento el banco rosa se encontraba anclado a lo alto de una roca y resultaba muy llamativo a la vista, en la actualidad su localización se encuentra en la parte inferior de la misma y continúa conservando todo su encanto paisajístico. 

Un mirador natural a la ría de Vigo

Vistas a la ría de Vigo desde el lugar donde se emplaza el Banco de Caritania. Foto: Turismo Rías Baixas

El horizonte paisajístico de la ría de Vigo se abre paso ante el banco rosa de Ponte Sampaio. Las vistas desde este punto son realmente impresionantes ya que la panorámica general abarca rincones tan representativos como el estuario del río Verdugo, el trazado costero de la villa de Arcade y Ponte Sampaio, la ensenada de San Simón (el ríncón menos concurrido y con más encanto de las Rías Baixas), así como el puente de Rande ya hacia el exterior de la ría de Vigo. 

Más en detalle, otros puntos de interés visibles desde el Banco de Caritaina nos transportan con la mirada hasta el Puente Medieval de Ponte Sampaio, que si bien en origen se trata de una construcción romana, la pasarela no conserva ningún elemento de dicha época. Al otro lado también podemos observar una parte de las famosas Salinas de Ulló en Vilaboa, construidas en el siglo XVII para la explotación de la sal y la generación de energía hidráulica a partir de las corrientes generadas por las mareas.  

En la zona de la desembocadura del río Verdugo, la Isla de Medal o Insuíña es otro de los lugares más singulares que podremos contemplar sentados desde el banco rosa. Este enclave de raíces ilustres perteneció en el siglo XX a Antonio Medal Carrera (1902-1985), un reconocido empresario bohemio, pintor y ceramista que convirtió este islote gallego en un lugar de encuentro para literatos y figuras relevantes de la época, tales como Castelao, Asorey o Valle-Inclán. La isla de Medal abarca una superficie de 3.810 metros cuadrados y se encuentra unida a la costa por un pequeño puente levadizo de piedra. En su interior se pueden observar algunas edificaciones tradicionales, entre ellas un hórreo gallego, un palomar e incluso un idílico cenador-mirador con suelos de mosaico. 

Cómo llegar al banco rosa de Ponte Sampaio

Banco da Caritaina. Foto: Google Earth

La subida al Banco de Caritaina se puede realizar por dos senderos habilitados que se encuentran bastante bien señalizados en Google Maps. Uno de los caminos más habituales parte desde el núcleo poblacional de Ponte Sampaio, concretamente desde la zona trasera de la iglesia de San Xosé en un recorrido que nos llevará apenas 20 minutos. También es posible realizar el recorrido desde la ribera del río, aunque el desnivel a salvar será algo mayor.

Otra de las alternativas que tienen los visitantes del banco rosa de Ponte Sampaio es tomar en coche la carretera que sube hasta el entorno de la aldea de O Rañadoiro y seguir a pie desde allí por pistas forestales sin demasiada pendiente y con un desnivel máximo que ronda los 200 metros.