Galicia es una tierra de contrastes cuyo extraordinario paisaje se dibuja como un mosaico de frondosos bosques, valles verdes, rías, ríos y un horizonte interior plagado de grandes y pequeñas montañas que dan cuerpo a algunas de las sierras más importantes. En el caso particular de la provincia de Pontevedra, al este de la ciudad de Vigo se extiende la cordillera gallega más alta de entre todas las sierras litorales atlánticas: la conocida como Alto o Serra do Galleiro. La cima de este auténtico coloso se encuentra en la frontera entre los municipios de Mos y Ponteareas ―aunque sus límites también alcanzan las tierras de Pazos de Borbén―, en un lugar llamado Couto do Lobo que supera los 743 metros sobre el nivel del mar y que conforma, sin lugar a dudas, uno de los balcones naturales con mejores vistas de las Rías Baixas.
El macizo montañoso que conforma la Serra do Galleiro abarca una franja horizontal de algo más de 10 kilómetros de norte a sur de la provincia, con cimas que superan los 700 metros y ofrecen una espectacular panorámica de 360 grados. Con todo, es importante destacar que esta cordillera gallega fue presa de las llamas durante los devastadores incendios del año 2017, quedando gran parte de su superficie prácticamente desierta y destruida. De hecho, la vegetación predominante en la actualidad todavía es la propia de los montes calcinados, con especies arbóreas como el pino y el eucalipto en las laderas más bajas, arbustos como toxos y xestas, y algún que otro rincón repoblado con abedules. Además, la erosión característica de la zona, sin apenas masa forestal, también deja al descubierto un gran número de estructuras pétreas muy vinculadas a los mitos y leyendas.
Los tesoros ocultos del Alto do Galleiro
A pesar de ser la cumbre más alta sobre las Rías Baixas, el Alto do Galleiro es una de las sierras menos conocidas de todas cuantas existen en la provincia de Pontevedra. Sin embargo, este enclave rocoso alberga en su extensión un sinfín de tesoros naturales y patrimoniales, entre ellos una laguna infinita y estacional con vistas a la ría de Vigo que florece en su cúspide durante épocas como el invierno. Hay que tener en cuenta que al estar nutrida por la lluvia y los pequeños caudales que descienden por las laderas de la montaña este estanque natural no siempre reúne el agua suficiente para formar una gran charca. Eso sí, cuando la laguna se encuentra en su máximo esplendor, el paisaje que se forma en este punto es de indiscutible belleza.
El pequeño lago de O Galleiro se sitúa a escasa distancia del vértice geodésico que corona la cumbre de la sierra pontevedresa, lugar desde donde se obtienen unas vistas extraordinarias que recorren el paisaje de las Rías Baixas desde la ría de Vigo hasta el valle del Louro. Sin duda, una panorámica envidiable que permite a los más aventureros divisar el grueso de la geografía pontevedresa en sus cuatro direcciones: las islas Cíes y Toralla, la ensenada de San Simón, el trazado costero de Cangas y Vigo, los montes Alba y Cepudo, Aloia, Xaxán, A Peneda y A Paradanta e incluso las sierras do Suído, A Groba y O Galiñeiro entran dentro del recorrido visual desde lo más alto de la Serra do Galleiro. Además, en los días despejados y de mayor visibilidad, la perspectiva desde la laguna resulta del todo mágica, pues las aguas de la montaña parecen mezclarse en el horizonte con las del océano Atlántico.
Más allá de su valor natural y paisajístico, los terrenos de este sistema montañoso también esconden en sus límites varios yacimientos arqueológicos de gran valor que indican la presencia de vida humana en estas tierras ya desde la prehistoria. Entre los hallazgos rupestres destaca el caso del petroglifo en forma de coviñas dispersas situado en el Alto do Galleiro. Por su aspecto y situación geográfica, las voces expertas sugieren que dichos grabados podrían tratarse de representaciones astronómicas prehistóricas.
Pedra Catanga, el lugar de leyenda do Galleiro
La Serra do Galleiro se encuentra repleta de moles graníticas y cantos rodados de formas y dimensiones caprichosas, moldeadas por la naturaleza y que en algunos casos esconden en su haber cultos y hasta ritos paganos con cientos de siglos de historia. Una de esas singulares formas pétreas es la conocida como Pedra Catanga, una piedra musical ―por la curiosa resonancia que provoca su cavidad― que según la leyenda es capaz de curar la infertilidad.
Lo cierto es que existen varios relatos populares vinculados a esta piedra, pero uno de los más conocidos se sitúa en una jornada de San Juan. En la víspera de esta noche mágica, una mujer que se dirigía a un molino cercano se encontró a otra dama sentada sobre el penedo y rodeada de huesos de animales extendidos sobre palos. La mujer increpó a la joven dicéndole que esos huesos eran de las vacas que le habían ido desapareciendo en las últimas semanas. Sin recibir respuesta, la vecina decidió recoger algunos de los huesos y seguir su rumbo hacia el molino, pero en el camino y para su sorpresa, cuando trató de revisar el botín escondido en el mandil se topó con que los huesos se habían convertido en lingotes de oro. Al parecer, la joven que se encontraba sobre Pedra Catanga no era otra que una moura que aparece únicamente durante la jornada de San Juan.