Desde el corazón de las Rías Baixas, la ciudad Olívica puede presumir de una amplia red de parques y miradores naturales que regalan al viajero impresionantes postales de la ría de Vigo. Desde estos rincones privilegiados es posible discernir gran parte del trazado urbano de la metrópolis viguesa, la península do Morrazo y un horizonte marino que también despliega maravillas naturales tan asombrosas como las islas Cíes.
Lo cierto es que el paisaje costero que protege a esta vibrante urbe gallega se encuentra custodiado por gigantes de la talla de los montes de O Castro, Alba, Cepudo o A Guía, los cuales elevan su silueta de norte a sur como auténticos centinelas de la comarca. Pero más allá de estos conocidos colosos, las pequeñas cumbres que rodean a la ciudad de Vigo también albergan entre sus límites algún que otro tesoro natural como el del Monte dos Pozos, un pulmón verde envuelto por un precioso lago artificial y con un área recreativa ideal para disfrutar de una jornada entre naturaleza.
La cima de este parque forestal domina todo el valle do Fragoso y se encuentra enmarcada a unos 387 metros de altitud en el lugar de O Freixo, en la parroquia de Valadares. Es precisamente la parte más alta del mismo la que se ha convertido en un balcón natural hacia el Atlántico, la entrada a la ría y toda la comarca de Vigo.
Un oasis verde para disfrutar del atardecer
El Monte dos Pozos forma parte de la conocida Serra do Galiñeiro, un macizo montañoso que se extiende por una franja horizontal, de algo más de kilómetros, de norte a sur de la provincia, con cimas que superan los 700 metros de altura y ofrecen una vista de 360 grados realmente espectacular. En el caso particular del mencionado monte vigués, y aunque su pico apenas alcanza los 387 metros de altitud, se trata de un lugar de obligada visita a nuestro paso por Vigo.
En cualquier caso, el parque forestal del Monte dos Pozos se ha convertido en un auténtico remanso de paz a las afueras de la ciudad de Vigo. Este enclave de lujo en Valadares se sitúa justo al norte del Monte Alba y presume de cerca de 11 hectáreas de zonas verdes en las que destacan grandes arboledas de especies autóctonas y una laguna artificial en la que se crían todos tipo de aves acuáticas y otros peces típicos de estos ecosistemas. Además, en el entorno del monte también existen varios senderos habilitados, un bar-restaurante y un área recreativa provista de varios merenderos, asadores, pasarelas de madera y un mirador panorámico para disfrutar de los atardeceres más bonitos de las Rías Baixas.
En este pulmón verde, la laguna artificial poblada de patos y aves acuáticas es la gran protagonista. Como señalamos unas líneas más arriba, existe además un precioso puente de madera que cruza una parte del lago hasta una zona en la que desemboca un pequeño regato en forma de pequeñas cascadas. Sin duda una estampa bucólica que invita a los visitantes a desconectar de los ritmos frenéticos del día a día y sumergirse en la verdadera magia de la naturaleza gallega.
Una ruta por las entrañas de Valadares
Los alrededores de la ciudad Olívica también se encuentran rodeados de rutas de senderismo que permiten tanto a vigueses como foráneos disfrutar de este tipo de actividades al aire libre sin la necesidad de recorrer grandes kilómetros para ello. Uno de estos itinerarios es conocido como el Sendero de Valadares y encuentra su punto de inicio en el parque forestal del Monte dos Pozos. Se trata de una ruta circular de unos 8 kilómetros que destaca por las vistas panorámicas sobre la ciudad y la ría de Vigo, visitando rincones tan emblemáticos como la Capilla del Monte Alba, el petroglifo de la Tomada dos Pedros o la Cruz de A Pinguela.