El pueblo quijotesco con molinos centenarios y vistas al Atlántico a sólo una hora de Vigo
Playas salvajes, fuertes, petroglifos, molinos de vientos y el faro más septentrional de Portugal son sólo algunos de los elementos más representativos de Montedor, un pequeño núcleo costero de Viana do Castelo
A un paso de la frontera con Galicia, el norte de Portugal nos regala un sinnúmero de rincones maravillosos y pintorescos pueblos cargados de historia y encanto que esperan su oportunidad para ser descubiertos. Más allá de los clásicos destinos como Valença, Vila Nova de Cerveira o Caminha, si seguimos la línea de costa en dirección a Viana do Castelo nos encontraremos con un pequeño núcleo rural que destaca por sus molinos centenarios y trágicas leyendas. Este lugar es Montedor, enmarcado en las entrañas de la freguesía de Carreço, a tan sólo una hora en coche desde el centro de Vigo.
Con su carácter quijotesco y su semblante monumental, Montedor presume de una inmensa riqueza patrimonial, natural y paisajística, siendo además el escenario de todo tipo de mitos y leyendas. De hecho, algunas de estas historias mantienen un vínculo muy especial con Galicia, pues sus protagonistas son unas criaturas mitológicas muy conocidas en nuestra región: los mouros. Ahora bien, los elementos más representativos de este pequeño geodestino portugués son, sin lugar a dudas, sus centenarios molinos de viento construidos para la molienda del cereal, situados en su mayoría a los pies del majestuoso Faro de Montedor, considerado el más septentrional de Portugal.
Entre molinos, faros e historia
Pese a no alcanzar la fama de otros pueblos y freguesías del norte de Portugal, la realidad es que Montedor lo tiene todo. Molinos de viento, un fuerte, arenales salvajes, petroglifos y hasta salinas forman parte de la amplia oferta turística de este modesto destino enmarcado dentro de los límites de Viana do Castelo. El centinela de Montedor, por ejemplo, conforma todo un emblema de la localidad. Fue levantado a principios del siglo pasado, a más de 100 metros sobre el nivel del mar, sobre una torre cuadrangular que se eleva unos 28 metros y alcanza con su luz las 26 millas de distancia. En lo que respecta a los molinos de viento ―elemento estrella de este pueblito―, una de las construcciones más emblemáticas y fotografiadas de Montedor se sitúa justo a los pies del faro, en un plano más elevado que otros de la zona y con vistas directas al océano Atlántico.
Al citado molino se le conoce como Moinho do Petisco y llama la atención por su curiosa torre blanca con piedras a la vista y sus ventanales y puerta teñidos de rojo. Como dato curioso cabe recordar que este pequeño molino del siglo XIX se encontraba en su origen junto al vigía de Montedor, si bien en el año 1905 fue trasladado a su localización actual. La estructura principal también conserva su tradicional sistema de molienda con cuatro aspas, las cuales hace más de un siglo se encontraban equipadas con sendas velas triangulares de paño. Además, para adaptarse a la dirección del viento también dispone de un tejado de madera giratorio.
No obstante, el Moinho do Petisco no es el único ingenio pétreo movido por el viento que se conserva y podemos encontrar en el núcleo de Montedor. A pocos metros de esta solitaria construcción se localiza un pequeño conjunto formado por otros dos molinos de viento erigidos en el siglo XIX: el Moinho de Cima y el Moinho do Mariheiro, construidos en los años 1835 y 1877 respectivamente. Este último de hecho es el único ejemplar con velas trapezoidales de madera que todavía se mantiene en funcionamiento en Portugal.
Dos rutas con vistas al Atlántico
Una manera excepcional de conocer el pueblo de Montedor es hacerlo a través de algunas de las rutas homologadas que recorren su costa y núcleo histórico, entre ellas la PR-6 Moinhos de Vento de Montedor y la PR-7 Forte do Paçô. Ambos itinerarios circulares discurren dentro del Geoparque Litoral de Viana do Castelo e incluso en algún tramo llegan a enlazarse con la famosa Ecovía Litoral Norte.
En cualquier caso, ambos trazados permiten al viajero descubrir rincones tan mágicos e interesantes como las antiguas dunas fósiles y las diversas rocas con grabados rupestres que se extienden por el litoral de Carreço, las ruinas del templo de Nossa Senhora do Bom Sucesso o el famoso Fortín de Montedor, datado del siglo XVII y erigido sobre un macizo rocoso frente a la playa de los ingleses.
La PR-6 Moinhos de Vento de Montedor conforma un itinerario de unos 1,6 kilómetros sin apenas dificultad que atraviesa el núcleo histórico de la localidad, siendo los molinos de viento y el faro los principales protagonistas. El PR-7 Forto do Paço, por su parte, se extiende a lo largo de cuatro kilómetros bordeando en su mayor parte un tramo costero del pueblo para después adentrarse entre las callejuelas de este rincón portugués de esencia quijotesca.