Al otro lado del océano Atlántico, las tierras altas y costeras de California albergan en sus entrañas algunos de los gigantes del bosque más famosos del mundo. Desde el Sequoia National Park a Yosemite, estos santuarios naturales se han convertido en el hogar de miles de secuoyas que resisten al frío, las nevadas y los rayos sin dejar de crecer en tamaño y fortaleza. Y es que este majestuoso árbol endémico de la costa norte y central de California destaca tanto por su tamaño como por su longevidad. De hecho, existen registros de ejemplares con más de dos milenios de historia, y la secuoya Hyperión es considerada el ser vivo más alto del mundo, con unas medidas que ronda una cota de 115 metros.
Ahora bien, no es necesario viajar al otro lado del mundo para poder contemplar de cerca a estos gigantes arbóreos. En el caso de Galicia, muy cerca de la ciudad de Pontevedra, podemos encontrar una gran concentración de bosques y ejemplares únicos de secuoya roja, algunos de ellos incluidos dentro del catálogo gallego de árboles singulares. No obstante, y aunque sus dimensiones no son todavía tan desorbitadas como las que pueden verse en los montes de California, la realidad es que merece mucho la pena adentrarse en la magia de estos rincones y disfrutar en primera persona del increíble espectáculo de la naturaleza durante el otoño.
Bosque de Colón (Poio)
Uno de los bosques de secuoyas rojas más famosos de Galicia esconde un pedacito de América en el corazón del municipio de Poio, a sólo un paso del centro de Pontevedra. Con la mirada fija en las tranquilas aguas de la ría, bajo las faldas del monte Castrove habitan desde el año 1992 más de 450 ejemplares (en su origen eran 500) de esta especie endémica de la costa norte y central de California. ¿La principal razón? El gobierno de Estados Unidos regaló a la localidad pontevedresa dichos ejemplares para conmemorar el quinientos aniversario del descubrimiento de América. De ahí que esta masa forestal sea más conocida como el Bosque de Colón, considerado a día de hoy uno de los mayores bosques de secuoyas rojas de toda Europa gracias a sus más de 2 hectáreas de terreno ―sólo por detrás de otros como el de Cabezón de la Sal en Cantabria.
Secuoyas de O Galiñeiro (Gondomar)
En el año 2021, las tierras altas de Gondomar se convirtieron en el escenario de la mayor plantación de secuoyas de la Península Ibérica. La Comunidad de Montes de Vincios decidió dedicar más de 6 hectáreas y 1.200 árboles de la especie Sequoia Sempervirens a convertir las laderas de la Serra do Galiñeiro en el lugar con la mayor concentración de la especie de toda Europa. El objetivo inicial de este proyecto conocido como Vincios Verde era el de impulsar y regenerar estos montes que habían sido calcinados por el fuego en los incendios de 2017. Lo cierto es que debido a sus características y dura corteza, las secuoyas son excelentes cortafuegos y por eso su plantación es habitual en este tipo de cinturones verdes en los bosques. Y aunque por el momento los ejemplares de Gondomar no presumen de la majestuosidad de las grandes secuoyas, merece la pena acercarse y disfrutar del crecimiento de estos gigantes en las Rías Baixas.
Bosque de secuoyas da Pena Moa (Ponte Caldelas)
El bosque de secuoyas más antiguo de Galicia se oculta entre los montes de Ponte Caldelas y su origen se remonta a finales de la década de 1950. Conocido como Bosque secuoyas de Buchabade o da Pena Mona ―o también como el bosque milagro―, este rincón mágico a solo un paso de la Boa Vila surgió a raíz de un proyecto de repoblación puesto en marcha por el Centro de Investigación Forestal de Lourizán. Cabe recordar que apenas un par de décadas más tarde de su plantación, un devastador incendio asoló los montes de la zona y deparaban lo peor para el futuro de los pequeños ejemplares de secuoya roja. Sin embargo, los árboles lograron sobrevivir y en la actualidad todavía crecen en Pena Mona alrededor de 40 gigantes con unos 40 metros de altura y 6 metros de radio.
Secuoyas del Pazo de Lourizán (Pontevedra)
A medio camino entre los núcleos de Pontevedra y Marín, el Pazo de Lourizón también albega en su jardín internacional varios ejemplares únicos de secuoya. La clásica secuoya roja americana del palacete pontevedrés supera los 60 años de edad y alcanza la reseñable altura de 43 metros. Ahora bien, otro ejemplar destacado e incluido en el catálogo de árboles singulares de Galcia es la conocida como Metasecuoya China, situada en el camino principal que avanza por el margen derecho del Pazo de Lourizán. Con sus 33,2 metros de altura y 60 años de edad, se trata de la metasecuoya más alta de Europa. Las semillas de esta especie que hasta 1941 se creía extinta llegaron a Lourizán en 1947 a través del naturalista Luis Ceballos. De las 11 semillas que llegó a plantar el madrileño en 1951, tan sólo una logró germinar y crecer en las entrañas de este palacete de las Rías Baixas.
Secuoyas del Castelo de Soutomaior (Soutomaior)
El parque botánico enmarcado en el Castelo de Soutomaior alberga en su interior varios árboles de secuoya roja, aunque destaca un ejemplar considerado uno de los más grandes y robustos de toda Galicia. El majestuoso ejemplar marca el techo boscoso de la fortaleza pontevedresa con sus 41 metros de alto y casi 10 de perímetro. Este gran coloso se localiza en un lugar privilegiado del jardín, custodiando el entorno más próximo a la conocida como Fonte da Marquesa.
Secuoyas rojas de Masso en Beluso (Bueu)
En el corazón de Beluso, en la localidad de Bueu, crecen desde hace varias décadas algunas de las secuoyas más altas de Europa. Estos ejemplares que dominan la finca de Forqueiros fueron traídos desde Estados Unidos por Antonio Massó a principios del siglo XX. El empresario vigués plantó dichas semillas en unos terrenos próximos al Pazo de Ouril, los cual hoy en día se encuentran divididos en varias parcelas que son atravesadas por la carretera que entrelaza el polígono de Castiñeiras y Beluso. En la actualidad, se pueden distinguir alrededor de 9 secuoyas en el grupo principal de la finca y otras tantas en el corazón de este bosque, destacando entre todos ellos el ejemplar más alto de Galicia: un gigante que alcanza los 46,6 metros de altura.
Secuoyas roja de Padrón
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