La Ruta de los Miradores de Poio: entre petroglifos, formas pétreas y mágicas panorámicas
Desde la ensenada da Seca hasta la isla de Tambo, la ría de Pontevedra despliega toda su belleza ante estos tres miradores panorámicos ubicados bajo las faldas del Monte Castrove
En la ribera norte de la ría de Pontevedra, en pleno corazón de las Rías Baixas se enmarca la localidad de Poio, un escantador destino capaz de capturar la esencia más pura de Galicia. Aquí el mar, la naturaleza y las tradiciones se dan la mano para ofrecer al viajero un refugio de serenidad donde la belleza natural de las Rías Baixas se muestra en su máximo esplendor. Además, cabe recordar que entre los límites de esta localidad pontevedresa se encuentra uno de los pueblos marineros más bellos y mágicos de toda España: Combarro, una pintoresca villa marinera famosa por sus hórreos que se inclinan ante el mar.
Pero Poio no se detiene a orillas del mar. Esta joya de las Rías Baixas también presume de un rico legado histórico y una enorme riqueza paisajística que se extiende desde la costa hasta el interior. Para aquellos que buscan perderse en la naturaleza, la Ruta de los Miradores de Poio ofrece una oportunidad única de descubrir los rincones más mágicos del municipio. Desde lo más alto, el azul profundo de la ría de Pontevedra se funde con los vibrantes tonos verdes que rodean toda la costa, dando forma a un espectáculo visual digno de cualquier postal de cuento.
En este itinerario por las faldas del Monte Castrove destacan tres grandes balconadas con vistas a la ría de Pontevedra, ubicadas muy proximas entre sí. Dichas plataformas panorámicas de madera fueron rehabilitadas en el año 2021 y hoy en día se las conoce como los miradores do Loureiro, Campanario y Tartaruga.
Mirador do Loureiro
A tan solo un paso de la pintoresca villa marinera de Combarro, el Mirador do Loureiro se erige como una ventana al Atlántico que ofrece al visitante una de las vistas más mágicas de este rincón de las Rías Baixas. Integrado en los terrenos de la Comunidad de Montes Rega dos Agros, la citada balconada panorámica se enmarca a una altitud de unos 270 metros sobre el nivel del mar. Desde este mirador, la ría de Pontevedra despliega toda su fuerza y belleza, revelando en el horizonte más próximo lugares tan emblemáticos como la ensenada de A Seca o las históricas zonas de marisqueo situadas frente al pequeño pueblo de Combarro. Además, cabe destacar que el mirador do Loureiro conforma una balconada de lo más accesible, pues dispone de rampas y barandillas de madera para que los visitantes puedan disfrutar de las vistas de forma cómoda y segura.
Mirador do Campanario
La segunda parada panorámica de la localidad de Poio se localiza a poco más de 500 metros en línea recta del Mirador do Loureiro. El conocido como Mirador do Campanario también se alza a unos 270 metros de altitud, aunque en este caso desde su localización privilegiada ofrece una vista única hacia un enclave repleto de magia y de misterio: la isla de Tambo, todo un reducto de historia y leyendas en el corazón de la ría de Pontevedra. Además, muy cerca del mirador el pasado más remoto también sale a la luz de la mano de distintos vestigios de arte rupestre entre los que destacan el famoso petroglifo do Outeiro do Xuviño. Se trata de un conjunto fascinante de seis piedras donde se pueden observar grabados rupestres con diferentes combinaciones de círculos y cazoletas, escondidos en un entorno boscoso donde predomina el eucalipto.
Mirador da Tartaruga
La última parada de la Ruta de los Miradores de Poio es, sin lugar a dudas, la más curiosa de todas, situada a unos 780 metros, o diez minutos a pie, del anterior mirador do Campanario. El bautizado como Mirador da Tartaruga toma su nombre de los enigmáticos petroglifos da Pedra da Tartaruga, un conjunto de grabados formado por círculos concéntricos con cazoleta central y línea radical que se extiende cara el exterior. Por si fuera poco, en este mismo punto existe una escultura pétrea cuyo semblante recuerda a la figura del citado animal, enclavada en el horizonte rocoso como un eterno vigía en un rincón donde el arte antiguo y la naturaleza se dan de la mano.