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Si nos preguntan por un destino estrella en Galicia, las Rías Baixas albergan infinidad de rincones donde descantar tanto en verano como en invierno. Porque sí, aunque muchos no lo crean, la temporada invernal es perfecta para viajar. Entre Baiona (Pontevedra) y Fisterra (A Coruñas), las Rías Baixas se encadenan con amplios arenales y amplias masas forestales que rezuman verdor y que el viajero observar a primera vista.

Islas paradisiacas, bosques de cuento, playas de arena dorada, acantilados que desafían el horizonte, cascadas que se precipitan al bar... Las Rías Baixas esconden escenarios como los que mencionamos. También villas medievales que merecen una visita (o varias). Es el caso de Combarro, donde los hórreos miran al mar, o de Oia, un municipio costero con poco más de 3.000 habitantes, pero con un interesantísimo patrimonio cultural y natural.

El pueblo medieval que España desconoce

Al sur de Pontevedra, sobre los montes de Serra da Grova, se encuentra Oia. Se trata de un destino que ofrece al visitante un mix de cosas: historia, arqueología, arte, turismo verde y gastronomía. ¿Se puede pedir más? Si por algo destaca este municipio costero de origen medieval es por su gran patrominio cultural, con elementos de gran valor arqueológico.

De hecho, la franja litoral de Oia se la conoce como A Costa dos Castros, debido a la presencia de restos prehistóricos y vestigios romanos y castrenses. En un paisaje Atlántico y de montaña, Oia esconde grabados rupresentes de 4.000 años y castros de la Edad del Hierro. La conocida como Ruta Máxica permite al visitante descubrir el grabado de Auga dos Cebros, junto con restos de asentamientos castrenses como Cano dos Mouros.

Se trata de un sendero de 18 kilómetros que discurre a lo largo de la costa de Oia, uniendo diversos elementos de interés arqueológico, natural y entográfico de la zona. Más allá del famoso grabado de Auga dos Cebros, los senderistas que se animen a realizar esta bonita ruta encontrarán a su paso algunos petroglifos como A Cabeciña, A Pousadela o A Pedreira

Monasterio de Santa María de Oia. Concello de Oia Oia (Pontevedra)

El Monasterio de Santa María de Oia es otro de los elementos vertebradores de este municipio. Declarado Bien de Interés Cutural (BIC) en 1931, "la historia del cenobio es un relato bien documentado que cuenta historias de privilegios reales, ataques y expulsiones, pero que también habla de épocas de esplendor y heroicas acciones de defensa", señala el propio Concello de Oia. 

Para hablar de sus orígenes nos tenemos que remontar al siglo XII, cuando el rey Alfonso VII concede Mougás, Viladesuso y Pedornes a los monejes de Oia. Gracias a sus estratégico empelzamiento, situado justo a la orilla del mar, Santa María de Oia jugó un importante papel en la defensa de la costa. Por poner un ejemplo, en 1624 los monjes lograron desbaratar un ataque de la flora turca. 

Por otra parte, como ya hemos comentado anteriormente, Oia también es arte. Mientras uno va recorriendo el callejero del municipio, puede ir visitando los murales realizados por el artista venezonalo Flix. Estos están localizados en distintos puntos de la villa: bajo el puente de la carretera local, en el colegio público de Oia o en las gradas del campo de fútbol. 

Pozas de Loureza.

Las zonas de costa rocosas contrastan con el piasaje de montaña del interior. Pasear por el entorno de la parroquia de Mougás, realizar la Senda del Pozo do Arco o disfrutar de la sombra que ofrecen las sonbreiras do Faro, junto al río Broi, son algunas de las alternativas que ofrece este bonito rincón medieval de las Rías Baixas.

En último lugar, para poner el broche de oro, Oia alberga varios restaurantes de comida tradicional. Carnes gallegas, pescado de la ría y el mejor marisco fresco, todo acompañádo de una amplia carta de vinos. ¿A qué esperas para enamorarte de esta villa costera? Está a 20 minutos en coche de Vigo por la PO-325 y a 34 minutos de Pontevedra por la AP-9