Galicia es una tierra de costumbres profundas y arraigadas, donde cada rincón respira historia y cultura. Una de las maneras más fascinantes de adentrarse en este legado único es recorrer alguna de sus muchas rutas etnográficas, auténticos senderos hacia el corazón de la vida tradicional de sus pueblos. Lo cierto es que estos caminos no sólo nos conectan con paisajes de una belleza sobrecogedora, sino que también nos abren una ventana al pasado. De esta manera podemos descubrir cómo vivían y trabajaban nuestros antepasados, explorando la arquitectura tradicional, los oficios olvidados y las diferentes costumbres que han moldeado la identidad de Galicia.
Al sur de la región, en la comarca do Salnés, la localidad de Ribadumia ofrece una encantadora ruta etnográfica y natural donde cada paso es un puente entre el pasado y el presente. Los molinos restaurados do Batán se erigen como los protagonistas de este pintoresco y agradable recorrido que, a lo largo de unos 300 metros, serpentea a través de senderos, escalinatas de piedra y pasarelas de madera a orillas del riachuelo con el que comparten nombre estas construcciones típicas. Las cascadas del cauce, antaño utilizadas como fuente de energía, dieron vida a cuatro molinos en pendiente y un lavadero público, testigos silenciosos de la ingeniosa relación que siempre ha existido entre el ser humano y la naturaleza.
Descubriendo la molienda en Ribadumia
Muíños do Batán
Entre riachuelos que susurran historias y molinos que custodian secretos de otros tiempos, Ribadumia esconde entre sus límites un auténtico tesoro etnográfico por descubrir. Esta agradable ruta de senderismo invita al visitante a un viaje en el tiempo, a una conexión mágica con la naturaleza y las tradiciones que definen el alma rural de la comarca do Salnés. Es precisamente en este mágico escenario donde se encuentra el conjunto de Muíños do Batán, enmarcados junto al pequeño río que les da nombre, en la parroquia de Santa Baia.
A pesar de ser un itinerario bastante reducido, esta ruta es todo un compendio de historia, cultura y paisajes únicos. Senderos serpenteantes, puentes rústicos y otros elementos del mobiliario urbano acompañan a estas típicas construcciones de piedra dispuestas en cascada a lo largo del río Batán. En apenas 300 metros, el ingenio humano supo aprovechar el desnivel natural del terreno y del propio río para levantar cuatro molinos (Muíño de Arriba, de Abaixo, de Bemposta...) y un lavadero público, fiel reflejo de la vida cotidiana de antaño.
La realidad es que, durante décadas, este rincón de Ribadumia fue el corazón de la molienda local, un lugar donde los engranajes de los Muíños do Batán transformaban trigo y maíz en harina. Estos molinos se mantuvieron en funcionamiento hasta bien entrada la década de los setenta, convertidos hoy por hoy en un testimonio vivo de un pasado que aún resuenta en cada rincón de esta tranquila y encantadora ruta.
Una segunda vida como museo
Muíños do Batán en Ribadumia
Cuando los mecanismos de los Muíños do Batán detuvieron su actividad para siempre, su decadencia ya parecía anunciar un inevitable olvido y abandono. Sin embargo, muchos años más tarde, estas históricas construcciones resurgieron gracias a un ambicioso proyecto de restauración que buscaba poner en valor una ruta etnográfica y natural a orillas del río Batán. Así, aunque los molinos dejaron de moler ya en los años setenta, su nueva vieda como museo de la molienda ha logrado mantener viva la esencia de su legado.
La rehabilitación consiguió devolver a estos molinos y el entorno más próximo al riachuelo su antiguo esplendor, pues también se llevó a cabo una reconstrucción de los canales que antaño guiaban el agua hacia ellos antes de alcanzar la playa fluvial de esta zona. Además, cabe recordar que esta pequeña joya en Ribadumia se localiza muy cerca de otras rutas destacadas, como la PRG-173 Ruta do Río Umia o la Ruta Traslatio, una fascinante variante espiritual y marítima del Camino de Santiago.