Existe un magnetismo inherente a las Rías Baixas capaz de conseguir que el más intrépido de los viajeros eche raíces en sus costas. Quizás fuese ese el motivo, o quizás simplemente el azar, lo cierto es que este pequeño rincón de Galicia fue atrayendo a los miembros de una familia ourensana de trotamundos ―afincada durante años en Venezuela, Madrid, y más tarde, en otras ciudades y países ya de forma individual― hasta el mismísimo Cabo Home, en Cangas. Allí, con la mirada puesta en el Atlántico y las Islas Cíes, arrancó hace apenas unas semanas un nuevo proyecto gastronómico con base gallega y matices internacionales: el restaurante A toda Costa.
A los oídos de la matriarca de la familia, Montserrat Gómez-Ogando, había llegado la noticia de que el antiguo "Costa da Vela" se encontraba en alquiler. "A mi madre le pareció un buen proyecto, un buen sitio para mudarse y también para unificarnos a nivel familiar", relata uno de sus hijos, Gerardo Álvarez. Él fue el primero de los tres hermanos en colgar la mochila y llegar a la comarca do Morrazo para echar una mano a su madre. Después lo haría Jorge desde Barcelona; y en un futuro próximo, el plan de la familia es sumar a un miembro más al restaurante: "tenemos un hermano que vive en Estados Unidos y es chef que también queremos traer para aquí".
El A toda Costa no es el primer acercamiento de esta familia al universo gastronómico. La experiencia les avala, y este balcón al mar ha logrado encajar las piezas y los ingredientes necesarios para convertir el espacio en una de las mejores opciones de Cabo Home: buena oferta gastronómica, buen ambiente y unas panorámicas inmejorables. Y todo ello sin tener en cuenta el enclave privilegiado en el que se enmarca: "a 10 minutos de Melide, Barra y Nerga; con muchísimas rutas de senderismo y bicicleta; el mirador de la Caracola, (…) caminatas a Monte do Facho y punto Geodésico", desde donde se puede contemplar toda la ría de Vigo y Pontevedra en una vista de 360 grados. En resumen, el pack completo.
Base gallega y tintes internacionales
Resulta difícil definir sobre el papel la hoja de ruta de la cocina del A toda Costa, sobre todo cuando sus propietarios admiten que la idea desde el principio fue la de confeccionar una carta capaz de "tocar todos los palos" y en la cual cada comensal pudiese encontrar su plato estrella. Puestos a ponerle una etiqueta, Gerardo se aventura a definir el concepto del restaurante como "cocina de autor o cocina Atlántica, aunque también tiene ciertos platos de cocina mediterránea". Un ejemplo de esto último es el "arroz que hacemos de conejo y pollo de campo, que es una receta muy de la zona de Levante", explican.
Después de todo, esta familia de nómadas no ha tenido que hacer más que coger toda su diversidad personal y plasmarla en los diferentes platos del A toda Costa. "Hay cosas de la carta que son como fusión y tienen ciertos tintes de cocina latinoamericana, por el tiempo que estuvimos en Venezuela", admite Gerardo. Las influencias latinas pueden notarse en platos como el jurel marinado con chutney de mango y tomate de árbol, o el uso de lima, cilantro y salsas no muy propias de la cocina española en sus recetas. Pero por supuesto, las raíces gallegas también se encuentran muy presentes. Platos como el pulpo a feira o un "lomo bajo con pimientos de Arnoia" son otras de las elaboraciones clásicas que pueden encontrarse en este espacio con vistas al Atlántico.
Vino y A toda Costa
En un restaurante, tan importante es la comida como el vino que le acompaña. En A toda Costa tenían claro que querían ofrecer un vino de la casa, que "fuera el típico vino de la zona, que fuera fresco y que te pudieras beber dos botellas tranquilamente", comenta Gerardo. Para ello recurrieron a unas bodegas en Ardán en las que elaboran "vinos a medida". En una visita a la zona, desde las bodegas les dieron a probar la opción que creían que mejor se ajustaba a la filosofía del restaurante: "al probar este vino todo el mundo llegó a la conclusión de que es el que mejor nos representa", afirman. Así que, bajo la firma y nombre del restaurante, este albariño de las Ribeiras do Morrazo se ha convertido en una de las propuestas de maridaje que más están triunfando en A toda Costa.
La gastronomía al encuentro del arte y del ocio
Al igual que pasa entre fogones con ingredientes y sabores opuestos, a veces, disciplinas aparentemente contrarias convergen en un mismo espacio dando como resultado, al menos en este caso, una oferta gastronómica que se escapa de lo convencional. En A toda Costa, el arte y el ocio conviven en perfecta armonía con la propuesta culinaria. "Queremos dar cabida al tema artístico de la zona. Que pintores, escultores, fotógrafos, o quien sea, puedan exponer aquí sus obras", comenta el propietario. Combinar deleite artístico y culinario abre las puertas del restaurante a un público diverso y dispuesto a vivir una experiencia completa con los cinco sentidos.
Además, desde el restaurante ofrecen la posibilidad de alquilar el espacio para eventos privados. "De momento es a petición, pero nos gustaría, sobre todo en temporada media, poder alquilar esto para bautizos, comuniones, bodas o lo que sea". aclaran. Y más allá de la propuesta artística, Álvarez nos aclara que el ocio también va a ocupar un lugar importante dentro del restaurante. "Por el momento estamos funcionando bien como restaurante pero nos falta atraer a ese público más para terraceo", declara. Ahora, en el horizonte de sus propietarios se encuentra la idea de introducir un escenario, cuando el proyecto empiece a rodar un poco más, para "música en directo o alguna tarde de DJ", y de esa manera, poner banda sonora a cada puesta del sol desde Cabo Home.
Entre la barra y el huerto
Seguro que alguna vez habréis oído hablar de "kilometraje" en términos gastronómicos. Muchos ya sabréis por dónde van los tiros, pero para los que no están a la última en cuanto a nueva terminología culinaria, es importante señalar que la Cocina Kilómetro 0 es una tendencia en auge que aboga por el respeto medioambiental y la conciencia ecológica. Gracias a ella, los restaurantes y locales de comida que siguen sus parámetros apuestan, entre otras cosas, por que los alimentos empleados en sus recetas procedan de productores de un radio inferior a 100 kilómetros.
Pues bien, en A toda Costa pueden presumir de tener el huerto, literalmente, a un pie del restaurante. "El huerto lo gestiona Gloria, la anterior dueña del restaurante. Muchos de los productos que utilizamos en la cocina se lo compramos a ella", asegura Gerardo. "No todos los restaurantes tienen una pedazo de huerta que ocupa tres cuartas partes de la zona verde", añade. De este modo, se aseguran no sólo de obtener los mejores productos, frescos y de calidad, sino también de reducir, de alguna forma, el impacto medioambiental. Tal y como dice Gerardo, aquí "la huella de carbono de los productos es cero", porque al fin y al cabo, del terreno al almacén el único vehículo que interviene es la carretilla.