Los mejillones son un emblema gastronómico de Galicia y una de las delicias del mar más valoradas de la región. Galicia produce más del 40% de los mejillones de la Unión Europea, y se cultivan principalmente en las famosas “bateas”, plataformas flotantes en las rías gallegas que permiten el crecimiento óptimo del molusco.
Su popularidad no solo reside en la cantidad producida sino también en la calidad excepcional del producto, gracias a las aguas ricas en nutrientes de las rías, que favorecen su sabor y textura.
Sin embargo, a la hora de cocer mejillones en casa para disfrutar el hogar de este manjar, puede hablar problemas, hay que seguir una serie de consejos y recomendaciones básicas para conseguir que queden perfectos y llenos de sabor.
Para cocer mejillones en casa y que queden tiernos y sabrosos, es necesario seguir las siguientes recomendaciones:
- En primer lugar, comienza limpiando bien los mejillones bajo agua fría, eliminando las barbas (filamentos) y raspando la concha con un cuchillo para retirar impurezas. Desecha aquellos que estén rotos o que no se cierren al tocarlos, pues pueden estar en mal estado.
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Luego, coloca los mejillones en una olla grande con una base de líquido. Este puede ser agua, vino blanco (Albariño) o una mezcla con un poco de laurel, que le aportará un aroma sutil sin opacar el sabor natural del marisco. No añadas demasiado líquido, ya que los mejillones soltarán su propio jugo.
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Pasa a cocer a fuego alto. Tapa la olla y cocina a fuego alto. A los pocos minutos, verás que las conchas comienzan a abrirse. Una vez que la mayoría se haya abierto (esto suele tardar entre 3 y 5 minutos), retíralos del fuego. Es importante no cocerlos en exceso para evitar que se vuelvan duros y gomosos.
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Puedes servirlos tal cual, con un chorrito de limón, o reservar el jugo de cocción (colado para retirar restos) como base para salsas, arroces o para dar sabor a otros platos.
En consecuencia, como se puede apreciar, la cocción de los mejillones es sencilla y apenas requiere de ingredientes secundarios: laurel, limón, y sobre todo, vino blanco (en este caso un Albariño), siendo este último elemento de los más importantes pues le otorga al mejillón un sabor mucho más sabroso.
Usar vino Albariño para cocer mejillones aporta un sabor especial que realza el marisco, además de ser una elección muy auténtica en la gastronomía gallega. El Albariño, un vino blanco gallego de la región de Rías Baixas, es conocido por sus notas frutales y toques cítricos que se combinan perfectamente con los sabores marinos de los mejillones, creando un equilibrio de frescura y acidez. Esta combinación no solo resalta la dulzura natural de los mejillones, sino que también añade un toque aromático que intensifica la experiencia de degustarlos.
El Albariño ayuda a suavizar la textura del mejillón mientras se cuece y, además, su aroma se infunde en el marisco, dándole un matiz elegante que se hace más notable en el caldo. Este líquido resultante, rico en sabores y matices, puede utilizarse también para enriquecer otras preparaciones, como arroces o salsas, creando un plato con un toque característico gallego.
De hecho, una de las recomendaciones que se pueden seguir a la hora de cocer mejillones es aprovechar el jugo, es decir, para intensificar el sabor, puedes colar y reservar el caldo resultante. Este líquido, gracias al Albariño, tiene mucho sabor y puede enriquecer otras preparaciones, como arroces o sopas.