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La tortilla de patatas es uno de los platos más emblemáticos de España y representa un símbolo de la gastronomía nacional. Se caracteriza por su sencillez, elaborada a base de ingredientes cotidianos como patatas, huevos, aceite de oliva, sal y, según la preferencia, cebolla.

Esta receta, aunque aparentemente básica, es versátil, ya que cada hogar y región tiene su propia forma de prepararla. En todo el país, la tortilla de patatas suele consumirse tanto en casa como en bares y restaurantes, y se puede servir a cualquier hora del día: como desayuno, tapa, aperitivo, plato principal e incluso en bocadillos.

La tortilla es una expresión de la gastronomía casera y de la cultura de las tapas, haciendo que en Galicia, como en el resto de España, se disfrute en reuniones familiares, fiestas populares y celebraciones, manteniéndose como un clásico gastronómico que evoca la tradición y la cocina de casa. En consecuencia, te contamos cuál es el truco que utilizan las abuelas gallegas para que la tortilla de patatas quede exquisita.

En Galicia, la tortilla de patatas es muy popular y se prepara con una particularidad adicional. A menudo, se le da un toque personal incorporando ingredientes locales que enriquecen el sabor, como el chorizo, los pimientos o incluso productos del mar como el pulpo, aprovechando la rica tradición culinaria gallega.

Además, las abuelas gallegas tienen una forma característica de cocer las patatas a fuego lento en abundante aceite de oliva, casi como confitándolas, para obtener una textura cremosa y tierna. Aunque la discusión sobre la tortilla con o sin cebolla es tema de debate en toda España, en Galicia se inclina frecuentemente hacia la versión con cebolla, lo que aporta un sabor más dulce y jugoso, característico de la región.

En consecuencia, ¿cómo hacen las abuelas gallegas la tortilla de patatas? Las abuelas gallegas suelen tener varios trucos para conseguir una tortilla de patatas deliciosa y jugosa, característica de la cocina casera de la región.

En primer lugar, las abuelas suelen preferir variedades de patatas como la kennebec o monalisa, que son patatas gallegas con la textura ideal para que la tortilla quede suave y jugosa.

Además, cocinan las patatas a fuego bajo o medio, casi en una especie de confitado, en abundante aceite de oliva hasta que queden tiernas. Este proceso lento ayuda a que las patatas absorban mejor el sabor del aceite sin dorarse en exceso.

Para una tortilla más jugosa, el truco está en batir los huevos hasta que queden esponjosos y mezclarlos con las patatas ya cocidas poco antes de cocinarlas, para que no pierdan su frescura.

Aunque la tortilla sin cebolla es una versión muy respetada, muchas abuelas gallegas le añaden cebolla bien pochada, lo que aporta dulzura y un toque jugoso. Y finalmente, el punto exacto de cocción es fundamental; lo ideal es que el centro quede ligeramente cremoso, por lo que suelen darle solo una vuelta rápida para evitar que se cocine en exceso.

El resultado es una tortilla con una textura tierna por dentro y una suave costra por fuera, destacando la sencillez de los ingredientes pero con un sabor lleno de matices que reflejan la cocina tradicional gallega.