Las lentejas son uno de los alimentos más completos y versátiles, y su importancia en una dieta equilibrada es destacable por varias razones. Originarias de Oriente Medio, las lentejas han sido consumidas durante miles de años y se han integrado en numerosas culturas, incluida la gastronomía española, donde se consideran un plato tradicional y nutritivo.
En primer lugar, cabe destacar que las abuelas gallegas tienen un truco principal para conseguir unas lentejas con mucho sabor: el sofrito. De hecho, un buen sofrito es la base de cualquier plato de lentejas gallegas. Las abuelas suelen preparar un sofrito con cebolla, ajo, pimiento verde o rojo y tomate.
Todo esto se cocina a fuego lento hasta que queda bien caramelizado, lo que aporta un sabor profundo al guiso. Además, muchas añaden una hoja de laurel, que es muy típico en la cocina gallega y le da un toque aromático característico.
Luego, cabe destacar que el aporte cárnico es fundamental para un guiso sabroso. Aunque la receta varía según la familia, en Galicia es común añadir chorizo gallego, panceta o lacón. Estos ingredientes le aportan un toque ahumado y graso que enriquece el plato. En algunas zonas, también se puede incluir un poco de costilla de cerdo salada o curada, previamente desalada.
Además, uno de los grandes secretos es añadir un hueso de jamón durante la cocción. Este ingrediente libera sabor y profundidad al guiso, y es una práctica común entre las abuelas para intensificar el gusto sin necesidad de usar caldo comercial.
También cabe destacar que las abuelas gallegas suelen incorporar patatas y zanahorias cortadas en trozos grandes. La patata, al deshacerse un poco durante la cocción, espesa el caldo de manera natural, y la zanahoria aporta un dulzor suave que equilibra el plato.
Finalmente, las abuelas saben que la clave está en el tiempo. Las lentejas se cocinan a fuego lento durante un buen rato, permitiendo que todos los sabores se integren y el guiso adquiera una textura melosa.
Al final de la cocción, muchas abuelas añaden un poco de pimentón dulce o picante, que refuerza el sabor y da un color más intenso al plato. El pimentón ahumado, muy utilizado en Galicia, es un verdadero potenciador del sabor.
Una vez terminado, el guiso se deja reposar durante un rato. Este truco permite que los sabores se intensifiquen aún más, por lo que las lentejas del día siguiente suelen ser incluso mejores.